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Alejandro Lozano. | Foto: Archivo Particular

MÚSICA

“En Rock al Parque decidimos que la música sería nuestra vida”

Alejandro Lozano, guitarrista de la banda caleña Superlitio, recuerda cómo fue el momento en el que este grupo se presentó por primera vez en Rock al Parque.

13 de agosto de 2015

Una de las características de Rock al Parque es que le ha servido de escuela a varias bandas colombianas, que gracias a este evento aprendieron a enfrentarse a un público masivo, con la gran oportunidad, además, de codearse con reconocidas y experimentadas agrupaciones internacionales.

Una de las bandas nacionales que ha vivido esta experiencia es Superlitio. Su guitarrista, Alejandro Lozano, revivió en conversación con SEMANA el momento en el que debutaron en el gran escenario, y el aprendizaje que desde entonces, tuvieron en su trayectoria musical.

SEMANA: ¿Cuál ha sido para usted, como músico, el aporte de Rock al Parque?

Alejandro Lozano:
Rock al Parque desde  su creación se convirtió en un trampolín para que las bandas locales nacionales y distritales  se  expusieran  ante un gran público, compartiendo tarimas en similares condiciones con agrupaciones internacionales. Se convirtió en una gran escuela.

SEMANA: Y en el caso de su grupo, ¿Qué les ha aportado este evento?

A.L.:
En el caso de Superlitio pudimos aprender de primera mano infinidad de detalles técnicos, logísticos y ante todo cómo se enfrenta el público masivo, de la mano de grandes agrupaciones latinoamericanas. De alguna manera fue como ir a la universidad de los conciertos multitudinarios.

SEMANA: ¿Qué recuerda usted de la primera presentación de su grupo en Rock al Parque?

A.L.: En la primera invitación a Rock al Parque, en  1998, nos dieron un gran puesto, después del famoso Robi Draco Rosa,  quien llegó al parque Simón Bolívar con un velo en la cara, a paso lento y una actitud  espacial, acompañado por un grupo de músicos,  camajanes de mil batallas, gente que yo solo había visto en vídeos o películas.

SEMANA: ¿Qué pasó en ese momento?

A.L.:
Fue un concierto corto y accidentado, de seis temas. Robi no encontraba la Tierra y decidió dejar intempestivamente la tarima. Para solucionar la situación, los organizadores solicitaron nuestra presencia en escena de inmediato.

SEMANA: ¿Qué sintió?


A.L.: Empecé a sentir que se me dormían las piernas al  ver 90 mil personas algo indispuestas por el corto show del puertorriqueño. El turno era para nosotros, Superlitio, una banda desconocida y sin ninguna experiencia.

SEMANA: Y entonces, ¿Qué hizo?

A.L.:
Apreté los dientes, me subí en la tarima y al ver esa gran alfombra de cabezas que cubría el parque Simón  Bolívar, pensé: “Bueno, esto es lo que siempre has querido”, y se me liberó una fuerza esencial que yo no conocía. La banda que nadie conocía hizo temblar literalmente el parque Simón Bolívar.

SEMANA: ¿Qué aprendieron de eso?


A.L.: Ese día,  gracias al comportamiento de Robi Draco Rosa, aprendimos a controlar ese dragón de siete cabezas. Decidimos que la música sería nuestra vida y Superlitio, el vehículo.

SEMANA: Pasando a otro tema, y teniendo en cuenta que cada vez hay mayor diversidad en el evento, ¿Qué entiende como rock?

A.L.:
El rock en su esencia y desde su creación es una rebeldía en su actitud. Puede fusionarse, siempre habrá  sub géneros, pero lo importante es que sea  transgresor, innovador, contestatario, que rete lo establecido y posea el don del escándalo. Quien cumpla con esas premisas será ‘rockero’, toque la música que toque.

SEMANA: ¿Deben estar en Rock al Parque agrupaciones como Sidestepper, Bomba Estéreo, Systema Solar o Choc Quib Town?

A.L.:
¿Cómo dejar por fuera propuestas que acercan la música tradicional colombiana con la música moderna? Eso sería un error en un país donde se nos hace difícil tolerar. Es importante que todos aprendan a escuchar las propuestas de los demás,  por más diferentes que sean. Para mi es terapéutico, también lo es para las masas colombianas. El rock siempre ha sido fusión, si no pregúntenle a Chuck Berry.