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Una foto del 14 de junio publicada en la página web yihadista 'Welayat Salahuddin', supuestamente muestra a militantes del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) cuando ejecutan a docenas de iraquíes capturados por miembros de las fuerzas de seguridad en la provincia de Salah ad Din. Foto: AFP.

CONFLICTO

La violencia en Oriente Medio es “sin precedente”

Los ríos de sangre en Irak y Siria tienen como eje las ansias de instaurar un Estado musulmán. Pero el costo ha sido muy alto.

17 de junio de 2014

El Oriente Medio está al borde de una guerra catastrófica en los territorios de Irak y Siria y que, además, amenaza con arrastrar a Estados Unidos e Irán, según una comisión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) encargada de investigar crímenes de guerra en Siria.

La comisión emitió un informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el que advierte que "una guerra regional en el Oriente Medio parece acercarse", en momentos en que insurgentes sunís logran avances en la región fronteriza entre Irak y Siria y atraen la consternación de Washington y Teherán.

Esos acontecimientos, sumados a la guerra civil en Siria que comenzó en marzo del 2011, amenazan con desatar un amplio conflicto regional, dijo la comisión. La guerra en ese país ha dejado al menos 160.000 muertos.

"El conflicto en Siria ha alcanzado un punto de inflexión, amenazando a la región entera", dijo el titular del panel, el diplomático brasileño Paulo Sergio Pinheiro, en un discurso al consejo en Ginebra. La violencia ha alcanzado niveles sin precedente y en el país "reina la impunidad", dijo Pinheiro.

Además, aseguró que "los sirios viven una realidad en que la decisión de ir a la mezquita a rezar, ir al mercado a comprar comida o llevar a los niños a la escuela es de vida o muerte".

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, advirtió este 17 de junio que le preocupa que el grupo radical islamita Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) intenta conectar las zonas que controla a ambos lados de la frontera entre Irak y Siria.

"El gobierno iraquí debe tener un Estado, tanto si es sunita, chiíta o kurdo, deben poder vivir juntos de forma armoniosa", afirmó.

Los 1.700 soldados ejecutados

Iraq Violence

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Vehículos en llamas luego de una serie de explosiones en el distrito shiíta Sadr, en Bagdad, el 13 de mayo. Foto: AP.
A través de Twitter, las milicias de EIIS anunciaron haber ejecutado a 1.700 soldados del Ejército de Irak, lo que se convertiría en la mayor matanza perpetrada en años en el país. El anuncio fue acompañado por imágenes grotescas y sanguinarias. Un oficial iraquí citado por el diario New York Times declaró: “No dudo que sean reales, pero 1.700 muertos es un número enorme”. Distintas ONG trabajan para confirmar los hechos.

Por otro lado, hay reportes de que EIIS controla la mayor refinería de petróleo del país, en Baiyi. Las instalaciones “están intactas y funcionando bajo las órdenes de los milicianos”, dijo una fuente consultada por la agencia de noticias Rudaw. Trabajadores de la planta, operada por la Empresa Petrolera del Norte y fuentes del Ministerio del Interior, han confirmado que el lugar fue tomado por milicias tribales aliadas a EIIS.

Un seguidor del grupo terrorista sostuvo en Internet que los rebeldes habían derribado seis helicópteros iraquíes en los alrededores de Bagdad. “Se abre la temporada de caza”, comentó.

En Talafar, mientras, hubo enfrentamientos entre fuerzas del Ejército y combatientes radicales calificados de “sangrientos”.

“La situación es desastrosa. Hay enfrentamientos dementes y la mayoría de las familias está atrapada. Si esto continúa, podría resultar en una matanza masiva de civiles”, dijo un funcionario local antes de que la localidad finalmente cayera en manos insurgentes.

“Fundamentalistas y asesinos”


Milicianos sunníis armados toman posiciones en Falluja, a 70 kilómetros de Baghdad, el 15 de enero. Foto: Reuters.
Diez mil combatientes del grupo terrorista EIIS (Estado Islámico en Irak y Siria), tan fundamentalista islámica como asesino, avanzan hacia Bagdad, asegura Alexander Kudascheff, redactor en jefe de la agencia alemana Deutsche Welle.

Quieren tomarse la capital iraquí, expulsar al primer ministro y acabar así con el dominio chiíta en Irak. Quieren desarticular el orden de postguerra en el Medio Oriente, eliminar los Estados nacionales, refundar la Umma (la comunidad de los creyentes musulmanes) e instaurar un califato, en el que la Sharía, la ley musulmana, sea la medida de todas las cosas.

La disposición política y religiosa a la yihad y al martirio, basada en los orígenes históricos del Islam, encuentra amplia adhesión en Siria tanto como en Irak, donde el EIIS ya domina cruentamente territorios y regiones enteras. Sin embargo, los yihadistas sunitas que siguen a Abu Bakr al Baghdadi –su nombre recuerda al primer califa, es decir, al primer sucesor tras Mohamed- no solo desafían a los chiítas del premier Nuri al Maliki en Bagdad; prenden fuego a toda la región.

Irán está dispuesto a apoyar a sus hermanos chiítas y –en un vuelco con respecto a su política de alianzas- busca incluso, por lo menos retóricamente, cerrar filas con Estados Unidos, donde el presidente Barack Obama todavía vacila en cuanto a si respaldar al acosado primer ministro iraquí y la forma en que habría de hacerlo.

El eje chiíta

Iraqi men carry their weapons as they volunteer to fight along side the Iraqi security forces against Jihadist militants, on June 14, 2014, in Baghdad


En esta foto del 14 de junio, civiles iraquíes armados se unen a la fuerza pública para pelear contra los yihadistas. Foto: AP.
La defensa de los chiítas iraquíes es una obviedad política para Irán, tal como se apoyó al presidente alauita de Siria, Bachar el Assad, con la ayuda de las milicias chiítas de Hezbollah en el Líbano.

Teherán tiene un interés geopolítico en que se mantenga el eje chiíta de Hezbollah, Siria, Irak e Irán, ya que garantiza su influencia. Para el estado de los mulás y ayatolas, que se autoinscribe en la tradición del mítico y carismático ayatola Jomeini, resulta inconcebible abandonar a su suerte a los chiítas acosados en los países vecinos. Eso es motivo para una yihad, una guerra santa.

En Siria se desarrolla desde hace tiempo una devastadora guerra civil, en la que Assad se enfrenta a la oposición, pero también los opositores se combaten entre sí. El EIIS contra el movimiento democrático secular. Después de casi 200.000 muertos y millones de refugiados, se presiente que Assad permanecerá en el poder y la guerra civil continuará. Un derramamiento de sangre imparable.

Además están ahí los otros actores del Medio Oriente: los kurdos se han establecido en el norte de Irak y no temen al EIIS. Su fuerza militar y su renovada confianza política en sí mismos supone un desafío para Turquía, que ya está agobiada con la candente situación en su frontera con Siria. Jordania, que desde hace décadas alberga millones de refugiados palestinos, lleva junto con el frágil Líbano la parte principal de la carga de los refugiados sirios. Y nadie sabe cuán sólida es de verdad internamente la monarquía jordana.

Fantasías de poder

MORE IRAQIS ARE BECOMING REFUGEES


Los refugiados en Irak van en aumento. Según la ONU, el número rodea el millón en el norte del país. Foto: AP.
Y luego tenemos a Arabia Saudita; el gran contrincante de Irán en el Golfo Pérsico, su rival en la lucha por la supremacía espiritual en el Medio Oriente, el guardián de los santos lugares de la Meca y Medina. Arabia Saudita sigue la doctrina purista de los wahabitas y es por lo tanto un Estado religioso, con mucho dinero. El país ha respaldado la causa islámica en todo el mundo y a menudo ha apoyado a grupos y bandas islamistas. Es un reino con una doble moral: teme al yihadismo, pero al mismo tiempo lo fomenta, con la esperanza de que no se vuelque contra la dinastía saudita. La desquiciada visión de un califato del EIIS no solo abarca a Siria e Irak, sino también a Jordania, el Líbano y Arabia Saudita, el país de donde proviene el Profeta. El nombre de combate de Abu Bakr al Baghdadi alimenta las fantasías de omnipotencia de los terroristas.

Aun cuando fuera vencido en el campo de combate abierto, el yihadismo no quedará con ello derrotado; en el mejor de los casos, será detenido momentáneamente. La guerra en Irak, la batalla en torno a Bagdad, es el inicio de una nueva guerra religiosa entre chiítas y sunitas. La región está ante una Guerra de los 30 Años del Medio Oriente. Y la existencia de Israel será más insegura que nunca. Occidente, en todo caso, no puede permanecer al margen.

Las fuerzas de seguridad del primer ministro Nuri al Maliki y milicias aliadas recuperaron parte del territorio, aliviando la presión sobre el gobierno chiita y funcionarios dijeron que estaban retomando la iniciativa. Al Maliki ha prometido eliminar a los insurgentes e incluso se mostró este sábado en Samarra, una ciudad que estuvo en manos de los rebeldes. Sin embargo, la situación dista de estar controlada y muchos analistas hablan de una posible desintegración de Irak como estado.

DW, Efe.