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No abuse señor presidente

Con la expedición del Decreto 2170 de octubre 7 del 2013 se ha escrito la página más nefasta para nuestra historia.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
11 de octubre de 2013

El ejercicio del poder tiene sus límites. El Ejecutivo jamás puede desbordarse en sus funciones, puesto que, estas se regulan por normas constitucionales. Hacer lo contrario es dar mal ejemplo a sus subalternos y gobernados. Muy posiblemente para el caso del decreto que nos ocupa, se pisaron predios penales y disciplinarios, de los cuales los organismos de control y la Fiscalía deberán pronunciarse a su debido tiempo.   

Quienes como columnistas de medios, venimos luchando desde hace varios años para que el Congreso de la República sea menos oneroso y más eficiente, nos sentimos muy defraudados con la expedición del Decreto No.2170/  de octubre 7 del 2013, con el que el señor presidente de la República, contrariando el fallo del Consejo de Estado, que rebajó los salarios de los congresistas en cuanto a primas de salud y localización se refiere, se los devolvió,  aumentándoselos en $7.898.445, millones de pesos mensuales. 

Por abrumadora mayoría los colombianos, nos encontrábamos muy satisfechos con la decisión del Consejo de Estado, puesto que guardadas proporciones los contribuyentes nos íbamos a ahorrar la no despreciable suma de: $2.124.681.705 millones de pesos mensuales, que  podrían ser utilizados en campañas para combatir el hambre y la miseria de millones de compatriotas que se encuentran en la más completa indigencia. Es decir, más allá de la pobreza absoluta que, aunque el gobierno Santos se niegue reconocerlo, basta con recorrer varias regiones del país para comprobar semejante drama.

Cuantas casas de interés social han podido construirse con estos dineros que irregularmente empezarán a recibir los Congresistas, que para peor desgracia se encuentran en el más bajo grado de impopularidad de los últimos años, igual o peor que al del Señor Presidente de la República, por debajo del 25 %. 

No pasa legislatura sin hechos bochornosos que lamentar por parte de congresistas involucrados en actos ilícitos. Prueba de ello, son los que se encuentran encarcelados, muchos esperando la hora de ser capturados, y más del cincuenta por ciento procesados por los organismos de control y la Corte Suprema de Justicia.   

Sería muy importante que los estudiosos del derecho buscaran la forma de demandar este abusivo decreto presidencial, puesto que me resisto a creer que el señor presidente lo haya expedido por error o por complacencia. Casi que podríamos decir que lo hizo presionado por el Legislativo a cambio de aprobarle una serie de leyes, que si no surten su trámite a su debido tiempo, muy posiblemente se queden para la próxima legislatura en virtud de las elecciones venideras, con grave impacto negativo en la reelección del doctor Santos.

Recordemos que en el año 2010, bajo el título de ‘Cuánto cuesta un congresista’,  iniciamos una campaña con el fin de concientizar a la opinión pública para que se manifestara en contra de los excesivos costos para el sostenimiento de la máxima corporación legislativa. Fueron muchas las manifestaciones de apoyo, rechazando los beneficios excesivos, y también el punto de partida para que diferentes organizaciones cívicas y gremiales nos apoyaran. 

Lamentablemente cuando ya todo estaba sincronizado y la opinión pública concientizada, es el propio jefe de Estado, que abusando de su poder, borra de un plumazo el querer de millones y millones de compatriotas, que ven horrorizados como nuestros impuestos se esfuman por los despeñaderos del poder legislativo, que si se cerrara sería del agrado de la mayoría del Pueblo Colombiano. Si hacemos una evaluación sobre los resultados de los últimos años, son tan pobres y tan escandalosos sus gastos, que valdría la pena someterlo a una profunda reestructuración pero a través del constituyente primario.     

Con lo que acaba de ocurrir, el Congreso se ha convertido en una corporación invulnerable, Colombia será el único país del mundo donde el Ejecutivo, contrariando las decisiones judiciales, dicta decretos de complacencia a través de su fuero presidencial. Lo más grave de todo es que el principio de autoridad y majestad presidencial a partir de tan infortunado decreto empezará a resquebrajarse y cuando un gobernante pierde autoridad moral, sus actos, ya no tienen la misma consistencia y acatamiento.   

Como columnista de medios, he venido escribiendo desde hace más de quince años sobre las deficiencias, falencias, debilidades y abusos que se cometen en el Congreso de la República. 

Siempre lo he fustigado por sus continuos escándalos y derroches innecesarios, por tal razón, me siento lesionado en mis intereses morales y periodísticos, puesto que, después de haber logrado un objetivo como el de bajar los emolumentos, usted señor presidente, hecha por la borda nuestros anhelos de tener un Congreso consagrado para beneficio del todos los colombianos, pero sobre todo acorde en su presupuesto con los graves problemas sociales.

Como nos encontramos ad portas de nuevas elecciones, para elegir representantes y senadores, es el momento oportuno para que se activen todas las organizaciones de transparencia electoral y de quienes queremos elegir un Congreso comprometido con las necesidades más urgentes del país. 

Mucho se ha hablado de un Congreso unicameral. Esta podría ser la mejor solución pero también reduciéndolo a un máximo de cinco congresistas por departamento, no se justifica que un país lleno de necesidades, tenga que sostener un congreso de: 269 holgazanes, que se la pasan las 24 horas del día, ideando la forma de obtener sueldos y prebendas estrafalarios a costa del los contribuyentes, y pariendo micos para colgarlos a las Leyes que tramitan para obtener más beneficios personales. 

urielos@telmex.net.co 

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