Las células madre humanas creadas por clonación pueden convertirse en cualquier tejido del cuerpo y por lo tanto regenerar órganos dañados. | Foto: Pantherstock

CIENCIA

El primer paso en la clonación terapéutica

Un grupo científico reportó haber producido células madre embrionarias por el mismo método usado para clonar a la oveja Dolly. Se trata de un importante avance para tratar enfermedades, pero estará rodeado de polémica.

18 de mayo de 2013

Un grupo de científicos de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, liderados por Shoukhrat Mitalipov, informó en la revista Cell que había logrado producir células madre embrionarias con la misma técnica usada para clonar a la oveja Dolly hace 15 años. 

El proceso consistió en tomar células de la piel de un bebé de ocho meses y fusionarlas en un óvulo cuyo núcleo había sido removido previamente. A partir de entonces la célula se dividió hasta alcanzar la etapa de blastocito, que equivale a un embrión de cinco días genéticamente idéntico al bebé de ocho meses. 

Hace 15 años lograr esta hazaña era el sueño de muchos científicos. Lograrlo significaba convertir las células embrionarias clonadas de un individuo en cualquier tejido y servirle de tratamiento sin que el sistema inmune lo rechazara. 

Se le llamó clonación terapéutica porque implicaba hacer células madre genéticamente idénticas a las del paciente. La noticia, sin embargo, llega luego de que el tema de la clonación de células madre se vio salpicado por fraudes, estuvo envuelto en interminables discusiones éticas, y fue eclipsado por nuevos avances científicos. 

En 2005, un grupo de expertos coreanos liderados por Woo Suk Hwang de la Universidad Nacional de Seúl ocupó los titulares de los principales periódicos cuando anunció este mismo hallazgo. Pero en poco tiempo se supo que todo había sido un gran fraude. Esto llevó a desestimular la investigación en este campo y a que la mayoría de los especialistas se enfocara en otras maneras de lograr lo mismo sin tanto problema. 

Así se desarrolló la técnica conocida como células madre pluripotentes inducidas, que se comportan como las clonadas, pero no involucran óvulos, no hay necesidad de clonar ni de destruir embriones. Para esto se requiere de células madre de pacientes adultos que se pueden tomar de la sangre, la grasa o cualquier otra parte del cuerpo. Ante los resultados de dicha técnica alternativa, dice la revista Nature, “un debate más callado comenzó y en este la pregunta era: ¿Quién necesita la clonación terapéutica?”.

Sin embargo, nadie puede dudar de que el hallazgo de esta semana marca un hito histórico y es posible que vuelva a fomentar el interés de los investigadores por la clonación terapéutica. Como el uso de cualquiera de estas células madre está aún en su primera etapa, no se sabe cuál podría tener mejores resultados. “Sería interesante compararlas para ver cuáles son más normales”, señaló a New Scientist Robin Novell, del Instituto Nacional de la Investigación Médica de Londres. 

Según reporta Mitalipov, ya ha podido convertir algunas de estas células en tejido saludable mientras que aquellas hechas con la otra técnica, aparentemente, acumulan mutaciones. 

Lo que sí es seguro es que el descubrimiento reavivará la polémica ética que ha acompañado este tema desde el comienzo. Los autores del trabajo han reiterado que no tienen intenciones de implantar estos embriones en una mujer. 

Mitalipov señaló que han tratado de reproducir un mono durante años con el mismo método sin éxito. A pesar de lo anterior, ya se han escuchado algunas voces contra este proceso. David Prentice del Family Research Group aseguró que “eso ya es un embrión al cual se le deja desarrollar por unos días y luego se le destruye. El problema ético es crear vida humana solo para destruirla en estos experimentos”.

Por lo pronto, se espera un artículo académico en el que los investigadores demostrarán por qué su método no es viable para crear un ser humano. Lo que es seguro es que esos resultados serán fascinantes y harán que la comunidad científica se interese de nuevo en un método que se creía obsoleto.