Se estima que una de cada cinco personas sufre de cansancio permanente a causa del estrés y la ansiedad que produce la sobrecarga de información que el cerebro recibe a diario . | Foto: Ingimage.

NEUROLOGÍA

Cansados sin remedio en el siglo XXI

El agitado ritmo de vida del siglo XXI deja sin respiro a las personas. La consecuencia es una fatiga que no parece aliviarse con el sueño. Los expertos dicen que hay que darle reposo al cerebro.

19 de octubre de 2013

Adriana, una ejecutiva del sector de la construcción, desde hace un año vive fatigada a todas horas. Tiene un nuevo cargo que le gusta, pero ahora debe asumir más responsabilidades que le quitan tiempo. Cuando llega a su casa atiende a sus dos hijas mientras sigue pensando en cómo resolver otros asuntos de su vida personal. 

Siente que el día no le alcanza para lo que quiere hacer y aunque le tienta caer en la cama y dormirse temprano, le dan más de las 11 de la noche leyendo o revisando su correo. Las consecuencias se ven al otro día. “Cuando me levanto cada mañana siento que no he descansado bien. Me cuesta trabajo concentrarme y a veces se me olvidan las cosas. Me toca tomar varios cafés al día para mantenerme activa”. Esta rutina se repite a diario y el fin de semana no es suficiente para recargar baterías. 

Una de cada cinco personas en el mundo experimenta el mismo cansancio de Adriana, según una investigación del Colegio Real de Psiquiatras del Reino Unido. Se sienten agotados permanentemente y dormir no les quita la fatiga. Muchas veces, incluso sus preocupaciones se trasladan al mundo de los sueños. “Dormida sigo resolviendo asuntos”, dice Margarita, una ejecutiva de un banco quien agrega que los lunes llega tan cansada como el viernes. 

El tema es tan inquietante y recurrente que los expertos hablan de una epidemia global de cansancio a la que han bautizado como el síndrome Tired All The Time (TATT, por sus siglas en inglés), es decir ‘cansados todo el tiempo’. Médicos y psicólogos reciben cada vez con más frecuencia este tipo de casos y todos coinciden en que no se debe a un cuadro de insomnio común. 

Tampoco hay algo anormal a nivel físico. “La mayoría de veces su fatiga está relacionada con la acumulación de un montón de preocupaciones”, afirma Rupal Shah, médica de cabecera del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) del Reino Unido. 

Según los expertos, el síndrome TATT se produce en el 50 por ciento de los casos por estrés y ansiedad, derivados de una sobrecarga de información que el cerebro recibe a diario en diferentes situaciones cotidianas. Según Nerina Ramlakhan, fisióloga especialista en estrés y problemas de sueño y autora del libro Tired But Wired, durante los últimos 15 años el ritmo de vida se ha acelerado vertiginosamente, en gran parte debido al correo electrónico y a internet. 

Precisamente, la gran mayoría hoy revisa las redes sociales y sus correos personales en la noche, lo cual pone en alerta el cerebro. Encima de todo, hay que abrirle espacio al nuevo libro, al capítulo de la serie favorita o al chat con amigos y familiares. “Esto ha aumentado las exigencias en todas las áreas de la vida y ha provocado que las personas pierdan la capacidad de desconectarse. Por eso no les queda tiempo de recuperarse”, dijo a SEMANA. 

Incluso en momentos que eran tradicionalmente tiempo muerto, especial para echar globos, como en la sala de espera de un consultorio o en el tránsito del trabajo a la casa, hoy la mente está ocupada en asuntos que van desde navegar por internet en el celular hasta adelantar trabajos de la oficina en el iPad. 

Un estudio realizado por LexisNexis en varios países encontró que en promedio los empleados dedican más de la mitad de su tiempo a recibir y manejar información pero no a aplicarla en su trabajo. Por eso, muchos deben terminar en casa lo que no completaron en la jornada laboral. En el caso de los padres, esto solo se puede hacer después de atender los asuntos domésticos, como ayudarles a los hijos con las tareas. A este ritmo el cerebro siempre está como el relojito que aparece en la pantalla del computador cuando procesa una tarea. 

Estos estímulos constantes no le dan espacio a la mente para descansar y en consecuencia se sume en un “estado de alerta permanente que genera agotamiento y ansiedad. Todo esto implica un alto gasto de energía, incluso cuando la persona está en completa quietud”, dice Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la Salud Emocional en Colombia. 

Esta hiperactividad cerebral puede ocasionar que la gente, si bien duerme las horas indicadas, no tenga un sueño de calidad. Ramlakhan explica que hoy este es más superficial y por lo tanto más susceptible a las interrupciones. De esa forma muchos se quedan en los niveles intermedios del sueño y nunca llegan al descanso más profundo y revitalizante. “Tal vez por eso se despiertan con la sensación de no haber descansado”, señala la autora. 

El ser humano no está preparado para llevar un ritmo de vida tan agitado, porque “hay un desfase entre la capacidad del cerebro para procesar información y el tráfico de datos que llega cada segundo por medio de la tecnología”, dice la experta. Para compensar el inmenso flujo, desactiva los circuitos neuronales, lo que explica por qué quienes sufren esta fatiga no se concentran y tienen problemas para memorizar información. 

Las consecuencias de tener siempre saturado el cerebro es que puede sufrir bloqueos que minan la productividad. También afecta el proceso creativo. Para evitar esto el psicólogo K. Anders Ericsson, de la Universidad del Estado de Florida, recomienda hacer pausas cada hora de trabajo continuo y concentrado (ver recuadro). 

Esta visión está respaldada por varios estudios científicos que aconsejan hacer pausas activas, es decir, hacer ejercicios de estiramiento para romper la rutina, o dar una vuelta por un parque durante unos 15 minutos, al menos dos veces al día. Está comprobado que este tiempo de inactividad le permite al cerebro procesar información, liberarse de tensiones y recargarse. “La creatividad aparece cuando el sistema nervioso está libre de cansancio y ansiedad”, afirma Forero.
 
Los expertos señalan que el ocio mental es clave para ver la vida desde otra perspectiva, tener nuevas ideas y cierta inspiración que paradójicamente es necesaria para realizar cualquier actividad. La gente debe “tomarse el tiempo para nutrir su vida a nivel físico, emocional y espiritual. Para ello hay que quitarle el pie al acelerador”, concluye Ramlakhan.