No mirar al interlocutor por estar pendientes del celular ya no es solo un asunto de mala educación. Los expertos dicen que la conexión emocional entre los seres humanos se puede perder por este hábito. | Foto: Pantherstock

Psicología

Ojos que no ven, contacto que se pierde

El contacto visual, una eficaz forma de comunicación no verbal, ha disminuido por el uso del celular y las tabletas digitales. Con ello se ha perdido la empatía.

15 de junio de 2013

La escena ya es habitual. Un grupo de personas está reunido en una casa, un restaurante o una oficina y aunque lo normal sería que estuviera conversando, la mayoría tiene la cabeza agachada y los ojos puestos en su celular. Hace algunos años hubiera sido considerado perturbador e irrespetuoso, pero hoy es motivo de preocupación porque significa perder el contacto visual. 

Según un estudio realizado por Qualified Impressions, en Estados Unidos, para el cual analizaron a más de 3.000 individuos mientras hablaban con otros, los adultos tienen en promedio de un 30 a un 60 por ciento de contacto visual en una conversación, cuando para crear empatía se debe alcanzar entre un 60 y un 70 por ciento. 

El contacto visual es una muy poderosa forma de comunicación no verbal. Tanto es así que los psicólogos y expertos en lenguaje lo consideran fundamental para lograr el éxito en la vida profesional, amorosa y social. Cuando alguien mira fijamente a los ojos puede saber cuál es el estado de ánimo de su interlocutor, descifrar sus intenciones y hasta percibir si le atrae sexualmente.

Además, es una forma de transmitir seguridad y lograr empatía. “La mirada es una fuente de información muy grande. Por eso el contacto visual es clave para la unión de la gente. Sin embargo, las personas prefieren hoy mirar las pantallas porque las hace sentir menos vulnerables”, dijo a SEMANA el psicólogo clínico Ryan Howes, bloguero de la revista Psychology Today.

Los expertos señalan varios factores determinantes en la reducción del contacto visual. Los dispositivos móviles son los más importantes, pues hoy es casi imposible interactuar con otros sin que al mismo tiempo conversen con un tercero vía online. Algunos psicólogos consideran que se trata de una epidemia de la vida moderna. 

“La gente chatea hasta en los funerales. Se les olvida el duelo y se sumergen en sus teléfonos. Quieren estar con los demás, pero también en otros lugares al mismo tiempo”, afirma Sherry Turkle, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts y autora del libro Alone Together. Otro elemento que incide es el trabajo a distancia, que ha tomado fuerza en los últimos años y mantiene a las personas alejadas del ámbito laboral tradicional. 

Hay casos de adolescentes que admiten no poder sostener una conversación sin estar pendientes de su celular. Como consecuencia, las personas se distraen con mucha facilidad y al cerebro le cuesta trabajo comprender las dimensiones morales y psicológicas de cualquier situación. “La empatía se pierde y la gente se deshumaniza”, señala Jonathan Safran Foer en su columna de The New York Times. Según Howes, las nuevas tecnologías como Skype y Facetime han introducido en el mundo digital el contacto cara a cara como parte fundamental de la comunicación, con lo cual se ha contrarrestado el problema. Sin embargo, los expertos señalan que esto nunca podrá sustituir el contacto visual directo. Como dice Turkle, “las relaciones humanas son complicadas y demandantes. No podemos sacrificar la conversación por una simple conexión”.

Pero no hay que exagerar. Michael Ellsberg, autor del libro The Power of Eye Contact: Your Secret for Success in Business, Love, and Life, afirma que el contacto es un arte que debe ser aprendido, pues si se exceden pueden hacer sentir incómodo al otro. 

Los expertos en coaching empresarial dicen que lo ideal es mantener el contacto visual de siete a diez segundos en una conversación uno a uno, y de tres a cinco en una tertulia grupal. Si se usa correctamente, esta herramienta hará que cada persona conozca mejor a los demás y proyecte “mayor seguridad en las diferentes áreas de la vida”, concluye Ellsberg.