| Foto: Juan Carlos Sierra

100 EMPRESAS

“Aprendimos con el ejemplo”

Nicanor Restrepo Santa María fue un gran formador de empresarios. David Bojanini, Carlos Enrique Piedrahíta y José Alberto Vélez contaron lo que aprendieron del jefe-maestro.

16 de mayo de 2015

En los años ochenta Nicanor Restrepo tuvo la idea de construir lo que se llamó el semillero de Suramericana. De este hacían parte profesionales recién graduados con maestría en universidades del exterior. Por este proceso pasaron muchos ejecutivos que posteriormente se destacaron en las compañías del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) e incluso en otras empresas.

La idea era foguearlos en distintas áreas de Suramericana y formarlos como buenos profesionales. De alguna manera, Restrepo puso su atención en tres jóvenes a quienes les vio madera y potencial para convertirse en la nueva generación de dirigentes empresariales. Se trataba de David Bojanini, Carlos Enrique Piedrahíta y José Alberto Vélez. Y tenía razón: hoy el primero es el presidente del Grupo Sura, el segundo durante más de 20 años dirigió el Grupo Nutresa y el tercero está al frente del Grupo Argos.

Como ellos mismos dicen, fueron hechura de Nicanor Restrepo y aprendieron de él el modelo gerencial que luego pusieron en práctica en sus empresas.

Para José Alberto Vélez, el respeto y la transparencia fueron los valores que más les inculcó, a través del ejemplo, tanto en su trayectoria de servidor público, como de empresario. Recuerda que recién llegado a la Gobernación de Antioquia, en 1983, Nicanor encaró un paro de ciudadanos del oriente antioqueño que protestaban violentamente por temas de servicios públicos. “Manejó con el máximo respeto la protesta, sin Policía y sin Ejército y convocó a la comunidad. En la vida se le hubiera ocurrido pensar en la violencia”.

Tenía un alto sentido de la ética y la transparencia. También en la gobernación prohibió que cualquier miembro de su familia tuviera negocios con el departamento. Un cuñado suyo tenía una relación comercial con esta, a través de su agencia de seguros, y Nicanor la dio por terminada. “Ese es el costo de que yo haya aceptado el cargo”, dijo entonces.

También les enseñó su compromiso con el país. Los tres recuerdan cómo en los años más duros del narcotráfico, cuando Antioquia estaba acorralada por el terrorismo, Nicanor nunca pensó en irse de Medellín. Por el contrario, en ese momento –cuando la moral estaba más baja– nacieron varias de las empresas del grupo. “En la época de la mafia, él vio que la gestación de empresas era una forma de dar un mensaje de confianza a la sociedad. De llenar espacios”, afirman.

Carlos Enrique Piedrahíta destaca la capacidad visionaria de Nicanor Restrepo y su característica de gran emprendedor. Era partidario de que las empresas crearan más empresas. Cuando surgieron innovaciones financieras en el mercado, gestó muchas de las filiales que hoy tiene Bancolombia. Igualmente, la nueva legislación en seguridad social –a comienzos de los noventa– fue otra gran oportunidad. Como presidente de Suramericana gestionó varias de las empresas del sector como Protección, Suratep y Susalud.

Durante la apertura económica de los años noventa, cuando los empresarios comenzaron a sentir pasos de animal grande, Restrepo envió el mensaje para que aprovecharan las oportunidades y mitigaran los riesgos. Eso sentó las bases para internacionalizar las empresas del GEA.

Luego se sintió orgulloso del resultado. Estas empresas no solo habían crecido localmente, sino que se habían lanzado a los mercados exteriores. Piedrahíta como presidente de Nutresa ejecutó muchas de las ideas aprendidas de Nicanor, quien por varios años fue presidente de la junta directiva de este grupo. “Él visualizó el plan de crecimiento nuestro y tuvo mucho que ver en su concepción”.

También aprendieron de su compromiso con lo público. Bojanini, Piedrahita y Vélez dicen que la educación y la paz obsesionaban a Nicanor. “Además de ser el presidente de la compañía se involucraba en el civismo y tenía un sentido de país”.

Quería que todos los funcionarios fueran a estudiar al exterior. Hizo un convenio con la Fundación Fulbright de diez cupos anuales para posgrados. El programa duró diez años, lo que significa que 100 funcionarios se formaron en él.

“Buena parte de la educación que uno tiene la recibe en la empresa en que trabaja y de los líderes que uno tiene”, dice David Bojanini. Y Restrepo inculcó valores, ética y transparencia que, a su vez, él había recibido de quienes pasaron antes por estas organizaciones.

Por eso, Bojanini es un convencido de que el empresario es un formador. “Uno debe enseñar a hacer las cosas al derecho”. Como todos los que han pasado por estas compañías, hizo suya la frase que repetía Restrepo: “En esta empresa dormimos en almohadas de pluma”. La Bolsa puede caer, los precios de las acciones bajar y la empresa puede que no tenga en un momento buenos resultados, dice Bojanini, pero si se actuó éticamente y con transparencia se podrá dormir tranquilo. Con las preocupaciones normales pero con la tranquilidad de no haber hecho algo indebido.

El poder es efímero. Esta es otra de las grandes enseñanzas que les dejó el jefe-maestro. Los beneficios de estar en un cargo importante son de la empresa y allí se quedan cuando la persona se va. Este concepto hace parte del ADN de la dirigencia de este grupo. Por eso tienen un código que los obliga a retirarse a una determinada edad pa ra que no se perpetúen en los cargos. “Esto es fundamental para desprenderse cuando llega el momento del retiro. Cuando uno entiende eso, se va libremente”, dice Carlos Enrique Piedrahíta, quien se retiró a los 60 años de la presidencia del Grupo Nutresa.

Y así como Nicanor marcó la vida de estos tres empresarios, ellos también están dejando huella. “No somos dueños de la ética, ni de la transparencia, pero nos gusta hacer las cosas bien hechas”, concluye José Alberto Vélez.