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Gaitas y puyas from Colombia

Los Gaiteros al Smithsonian

Durante siete generaciones, Los Gaiteros de San Jacinto han sido un referente de la música colombiana. En julio, el sello Smithsonian World Music lanzará un disco en el que se mezclan los sabores de varias de esas generaciones que hoy viven en Bogotá. A ritimo de sancocho y gaita, los gaiteros siguen tan vigentes como siempre.

Luis Liévano Quimbay
16 de mayo de 2006

Freddy Arrieta, gaitero de sexta generación de la estirpe musical de San Jacinto, Bolívar, tierra de gaitas y de hamacas, es el anfitrión al mando del fogón. Su casa está arriba de las faldas de Guadalupe, en las estribaciones del barrio La Candelaria, en Bogotá. Freddy abre la puerta y al fondo se ve un gran caldero en el que se cocina un sancocho palotiao. Sus manos callosas “palotean” ese sancocho mestizo, como la gaita –porro palotiao– al decir del maestro Guillermo Abadía, investigador incansable de nuestro folclor. Más allá, Juancho Torres, uno de los primeros gaiteros de San Jacinto, alto y esbelto, canta esas canciones que han sido capaces de transportar la tradición musical de las sabanas de los Montes de María a un patio en el centro de Bogotá.

Con el sancocho, los gaiteros celebran el cumpleaños de Freddy, pero también el próximo lanzamiento de su disco Un fuego de sangre pura, Gaiteros de San Jacinto from Colombia, el segundo trabajo colombiano que hace parte de la colección de música del mundo del Smithsonian Institute en Washington. El disco, como el sancocho, dice Juancho Torres, ha sido preparado a fuego lento, “con leña, porque es mas sabroso y más sagrado”; después, saca un vozarrón y contrapuntea con Juan Manga, acordeonero de la Dinastía Vallenata, también invitado a la celebración.

Al lado de Juancho están Freddy Arrieta, José Plata, Luis Emiro Salgado Lora, Gabriel Torregosa y Fabio Enrique Forero, arquitecto y coordinador de la Fundación Gaiteros de San Jacinto y algunos de ellos miembros de Los Bajeros de la Montaña, el grupo base y respaldo de los viejos Gaiteros. Ellos sobreviven gracias a los conciertos y a las gaitas y las tamboras que fabrican a diario. Es parte de la apuesta: combinan su talento musical con el oficio de fabricar instrumentos y formar nuevas generaciones que mantengan viva esta importante tradición musical, cuyos orígenes se remontan al corazón del cuero africano; el sonido claro de las gaitas de ascendencia indígena y a los cantos de tinte moro, como sucede con los cantos de zafra y vaquería.

El disco aparece en un momento en el que en muchos escenarios del país la tradición y la música de Los Gaiteros parece estar más que presente. Festivales como el Autóctono de la Gaita, que se celebra desde 1988 en San Jacinto, o el Festival Nacional de Gaitas, en Ovejas, Sucre, son muestra de ello. Pero, además, una nueva generación de jóvenes como María José Salgado, de La Bogotana, un grupo conformado sólo por mujeres, se muestran entusiastas con recuperar el folclor: “Esos señores son unos sabios”, dice. Lo mismo podrían asegurar los miembros de grupos como Curupira, La Mojarra Eléctrica o El Bloque.

La tradición ha tendido puentes entre lo rural y lo urbano. Iván Benavides, músico y productor de grupos como Iván y Lucía, Bloque de Búsqueda y Sidestepper, ha sido parte esencial de este nuevo trabajo de los Gaiteros. “Se trata de internacionalizar nuestra música, de hacer visible lo local o como se dice ahora de apostarle a la ‘glocalización’. Un fuego de sangre pura es el resultado de un enamoramiento por los Gaiteros, que se dio hace muchos años en algún lugar de La Calera; después de escuchar a Toño Fernández cantando sentido las miserias humanas.”

La misma emoción de Benavides motivó a Alexandra Posada, graduada en Literatura comparada y cuyo documental sobre los Gaiteros se emitió por Discovery Channel, a declararse amante permanente y seguidora incansable de los pasos de los Gaiteros de San Jacinto y a asumir en compañía de Benavides el reto de sacar adelante este proyecto musical. El proceso ha sido lento. Primero grabaron varios conciertos y presentaciones de la agrupación realizadas durante varios años y después de amagos de rompimiento y distancias prolongadas por diferentes razones de salud física o musical, los Gaiteros de San Jacinto, por un llamado de la Fundación y de gente como Benavides y Posada, decidieron reunirse de nuevo. Los tres viejos y la agrupación base de los Bajeros.

Un fuego de sangre pura recoge once temas, gaitas y puyas, cumbias y bullerengues, grabados entre Barranquilla y Nueva York, ciudad que los acogió en varios escenarios y en donde los reseñaron medios como The New York Times. En esta etapa fueron cruciales Lucía Pulido, cantante colombiana que vive en Nueva York, y Ana María Ochoa, una etnomusicóloga y profesora asociada de la Universidad de Nueva York. Todos ellos, más el apoyo decidido del Smithsonian Institute de Washington, el centro internacional de mayor prestigio en el campo de la investigación y la difusión de culturas, hicieron posible Un fuego de sangre pura, Gaiteros de San Jacinto from Colombia, que aparecerá en el sello musical Smithsonian Folkways el próximo 20 de julio. Como dice Daniel Sheehy, coordinador del sello: “Nos dedicamos a apoyar la diversidad cultural e incrementar el entendimiento entre los pueblos mediante de la documentación, preservación y divulgación de la música y otros sonidos grabados. Creemos que la diversidad musical y cultural contribuye a una vida más vibrante y de mayor calidad en el mundo. Por medio de la divulgación de grabaciones y materiales educativos buscamos fortalecer el compromiso de los pueblos con su propio patrimonio cultural e incrementar su entendimiento y aprecio del patrimonio cultural de otros pueblos”.

La misión de este importante proyecto es el legado de Moses Asch, quien fundó Smithsonian Folkways en 1948 para documentar “la música del pueblo”, la palabra hablada, enseñanzas y sonidos provenientes de todo el mundo. El Smithsonian Institute adquirió Folkways de los bienes de la familia Asch en 1987 y el sello Smithsonian Folkways ha continuado el compromiso con la diversidad cultural, la educación, el incremento del entendimiento y la participación activa con el mundo del sonido.

La iniciativa latina del sello musical Smithsonian Folkways ofrece una serie de nuevos lanzamientos musicales que muestran la diversidad del patrimonio musical de más de cuarenta millones de latinos que viven en los Estados Unidos. Cuenta con cerca de doscientos álbumes históricos de América Latina y de latinos en los Estados Unidos.
El sello Smithsonian Folkways reafirma su misión sin fines de lucro de “conectar a los pueblos por medio de la música” al ofrecer mayor acceso al patrimonio musical de los latinos en su diversidad. El año pasado, este sello produjo y postuló a los premios Grammy a la agrupación colombiana Cimarrón, de música llanera.

Y será en ese Instituto adonde llegarán los sonidos de los viejos y los nuevos gaiteros. Los mismos que están sentados allí y, que en un abrir y cerrar de puerta, ven cómo el patio colonial se va poblando de amigos y voces cercanas, puyas que van y vienen, cumbia y contrapunteo que celebran el disco. Cantan los Juanes, como les dicen, pues son el acordeonista Juancho Manga y el cantor gaitero Juancho Torres. Los acompaña, una Hohner Corona, una caja, una guacharaca y Freddy en el tambor.

Sancocho a punto, dice la mirada de Freddy, quien no despega el ojo del caldero ni la boca del cucharón. Y entonces siguen celebrando.