Cartas

Con sorpresa veo la portada de la edición n.° 1664, titulada ‘Fin del drama’. Tristemente nuestros gobernantes no toman conciencia de que sus malas administraciones y dejación ante la ejecución de políticas estatales a favor de la sociedad en general son las que dejan dramas a los supuestamente gobernados.¿ Fin del drama? ¡No! El drama sigue y no solo para Bogotá, también para los cientos y miles que vivimos en municipios aledaños. ¿Fin del drama? ¿Cómo está el tema de la movilidad, la seguridad, desarrollo, ordenamiento urbano, Tren de cercanías, Bogotá como región sabana? El drama apenas comienza. Y no esperemos soluciones mágicas en seis meses porque la desidia de los gobiernos, no solo en Bogotá, ha generado más retrasos de los que hemos tenido que padecer, vivir y cargar por tantos años. 

Si en algo estamos de acuerdo bogotanos y habitantes de esta ciudad, es que su alcalde próximo y sucesivos, deben tener perfil gerencial. Alguien que administre, proyecte y ejecute con la visión de un hombre de empresa, que además conozca y quiera a nuestra ciudad como propia, por ello no deja de sorprender esa eventual ‘baraja de candidatos’  que se insinúa en la página 28 de la edición n.°1664, quienes, con la excepción del exalcalde Castro, solo tienen como antecedentes su incursión en la política, algunos de manera oportunista, sin más ejecutorias. Los electores bogotanos nos hemos equivocado ya en tres ocasiones seguidas y no podemos seguir por ese despeñadero.

Refiriéndome a los comentarios de la portada y páginas 22 y siguientes de su edición n.° 1663 sobre el triunfo de Enrique Peñalosa en la consulta interna de la Alianza Verde, debo manifestar mi inquietud respecto del resultado de dicha confrontación, toda vez que yo, junto con un hermano votamos con mucho gusto por Peñalosa, pero no pertenecemos a la Alianza Verde y de consiguiente en las presidenciales  votaremos por nuestro gran candidato Juan Manuel Santos  Calderón. Con esto quiero decir,  que la abultada votación de Peñalosa me parece un espejismo, pero sin embargo, mi mayor deseo es que este candidato sea el contendor de Santos en la segunda vuelta, si se da el caso.

Muy importante ver cómo, así sea económicamente, los presuntos asesinos de don Guillermo Cano reciben una indemnización por parte del Estado, por haber sido condenados por un delito que no cometieron. (SEMANA n.° 1664). Las otras preguntas que surgen son, ¿y los funcionarios que por su afán de mostrar resultados inculparon sin ningún temor a un inocente, y que hoy por hoy genera en el Estado un detrimento patrimonial qué? ¿Quién responde por estas malas actuaciones de nuestros idóneos empleados? ¿Y la acción de repetición consagrada en el articulo 90 constitucional qué? 

Me entristeció leer la noticia de los hombres que pagaron injustamente cárcel por el asesinato del periodista Guillermo Cano, (SEMANA n.° 1664)  un caso que se me asemejó al de Hubiz Hasbun, el hombre que se le acusó injustamente de otro magnicidio, el de Luis Carlos Galán. Estos casos llevan a pensar que lo que pasó en los años ochenta fue más oscuro de lo que pensamos, que a dedo se señalaban culpables y que había todo un entramado capaz de montarle pruebas al que fuera. Hoy muchos pensamos que en esa década nada fue como pareció.

Como siempre la edición especial de Semana Sostenible nos da un panorama muy completo del avance en dicha materia y crea conciencia del consumo responsable de productos y servicios que debemos tener.  Qué bueno sería que Publicaciones Semana, con la seriedad y credibilidad que la caracteriza, iniciara una campaña para que el gobierno creara una ley en la que todas las empresas se vieran obligadas a contar con un departamento de sostenibilidad,  como el que tienen varias de las empresas mencionadas en la edición, el cual llevara la tarea de implementar actividades encaminadas a la responsabilidad en dicho sentido, no solo de la empresa misma, sino de sus clientes y proveedores. 

Desde Bogotá han dado muestras de cómo no se debe gobernar, al menos en lo local. Ha sido una constante en el comportamiento administrativo del Distrito, desde el mismo momento en que fue destituido y apresado el exalcalde Samuel Moreno.

Sin embargo, esa posición de egocentrismo administrativo en donde se asume que Dios está en todas partes pero despacha desde Bogotá, ha alcanzado a medios como la revista SEMANA. Tal vez sin que sus directivas hayan caído en cuenta o simplemente dando una muestra de descentralización ideológica, en donde cada uno de sus columnistas y reporteros escogen el tema que quieren.

En la edición n.° 1664 no solo la portada fue dedicada al tema Petro, sino que tres de sus cinco columnistas hicieron sus escritos sobre el novelón bogotano y tres artículos más lo abordaron como contenido.

La responsabilidad y el efecto de los medios es grande y en la historia reciente el exceso de difusión sobre lo mismo,  ha llevado a la opinión a descalificar y despreciar temas tan importantes como el proceso de paz, en donde sus protagonistas son conscientes de ello. Hasta el punto que una serie de atentados terroristas como los ocurridos en Inzá, Cauca, Pradera, Valle, y Quibdó, Choco, no motivaron al gobierno ni siquiera a manifestar la posibilidad de levantarse de la mesa de negociaciones en protesta por la afectación a la población civil; y ahora, una destitución del alcalde de izquierda más importante del país, no motivó a las Farc para insinuar suspender los diálogos.

Muy pertinente el artículo de Juego de tronos, (SEMANA n.° 1664) como el de Mad Men hace unas semanas,  publicado en la pasada edición y quisiera, como nos pasa a muchos ‘teveadictos’, que en su revista también tuvieran cabida otros artículos sobre más series, pues, como para nadie es un secreto, la televisión hoy supera en calidad al cine.  Nos quedan debiendo todavía unos muy buenos artículos sobre House of Cards, Hannibal y, especialmente, True Detective, la serie considerada ya como una obra maestra y de la cual sus fans esperamos con ansias sus segunda temporada.

El deporte colombiano, muchas veces eterno segundo, pocas veces se da el lujo de tener un número uno. Y hace dos semanas lo tuvimos en nuestro deporte bandera, el ciclismo. Una vez Carlos Betancur ganó la París-Niza, una de las pruebas más importantes se convirtió en el número uno del ranking del mundo, distinción que nunca había obtenido un colombiano. Pero su difusión en medios, incluida SEMANA, fue nula.