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"Es una buena noticia que va a tener consecuencias en la paz de Colombia" Josué Bermúdez, Tuluá.

3 de enero de 2015

“Todos somos americanos”

El artículo de portada de su edición n.º 1704 me emocionó hasta las lágrimas. Yo nací algunos años antes de la Revolución cubana, y por lo tanto he vivido casi toda mi existencia con el enfrentamiento entre Cuba y Estados Unidos, los dos países que más admiro en el mundo. Y la semana pasada, cuando se conocieron los acuerdos para reanudar sus relaciones, me sentí como cuando, en 1989, cayó el bloque comunista.  En ese entonces, para la gente de mi generación, la división del mundo en dos bloques irreconciliables era casi un hecho natural. No conocíamos nada distinto, y pensábamos que no había otra forma de geopolítica. Casi lo mismo ha sucedido ahora, y los años de la Guerra Fría, por fin, parecen haber llegado al continente americano, la verdadera cuna de la democracia en el mundo. Enhorabuena por los líderes que están abriendo un camino que estará lleno de espinas. Y en especial al presidente Obama, que fue capaz de decir en español esa frase extraordinaria, sobre todo al venir de un gobernante de Estados Unidos: “Todos somos americanos”.

Rafael Alberto Landínez C.
Bogotá


No está resuelto

No hay duda de que el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba no ha dado resultado en más de 50 años. Pero no deja de preocuparme que los hermanos Castro interpreten el timonazo que ustedes describen en su artículo de portada de la edición n.º 1704 como un triunfo. Las penalidades que ha sufrido el pueblo cubano en tantos años de dictadura les merecen que llegue el final de su pesadilla. Y no estoy seguro de que el nuevo arreglo garantice que eso pueda pasar a corto plazo.

Manuel Castillo B.
Tunja

¡Qué vergüenza!


Mientras las cárceles colombianas no dan abasto, los procesos se acumulan en los despachos judiciales y el desprestigio de las altas cortes sigue creciendo, los jueces y funcionarios de la rama judicial siguen de rumba, como si nada. Por eso es de destacar el llamado de atención que hizo SEMANA en su artículo ‘Un país sin justicia’ (edición n.º 1703) y en el que dejó al descubierto los graves problemas de un sector que solo está pendiente de los privilegios que puede obtener, y no de ayudar en la solución de los problemas de los colombianos. Pero lo peor, como lo dice este medio de comunicación, es que los ciudadanos nos quedamos con los brazos cruzados. Es hora de exigirle a la justicia que haga honor a su nombre. 

Pablo Torres
Bogotá


Bien por la SIC

Por fin hay una entidad que les está poniendo tatequieto a los empresarios y comerciantes que abusan de los consumidores colombianos. La labor que está haciendo la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) es de destacar, como lo reseñó la revista en su última edición de 2014. No es justo que al comprador le engañen con productos que prometen milagros, o con promociones que no lo son. Por eso aplaudo la labor del superintendente Pablo Felipe Robledo. Ojalá no lo terminen sacando del cargo por pisar tantos callos.

María Isabel Gutiérrez
Ibagué


¿Dónde estaba el gobierno?

Sorprende la manera tardía como el gobierno le hizo frente al virus del Chikungunya. La situación en la costa Atlántica y en los departamentos de clima caliente era alarmante desde hace varias semanas pero el gobierno no se daba por enterado. El artículo de SEMANA ‘Chikun-Cúcuta’ (edición n.º 1703) refleja el drama de miles de personas afectadas, los problemas de los hospitales  para atender a todos los pacientes y la falta de presencia del Estado. Así el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, diga lo contrario, lo cierto es que el virus le cogió ventaja.

Martha Estela Pinzón
Cartagena 

 
Un hecho indiscutible

Una tormenta política y jurídica ha desatado  la propuesta del presidente Santos de ampliar el concepto de ‘delito político’ para incluir, como delito conexo, el narcotráfico, a fin de facilitar el acuerdo de paz de La Habana y, de modo especial, la participación política de los miembros de las Farc.
Como lo ha señalado el columnista León Valencia (SEMANA n.º 1701), de inmediato Álvaro Uribe y su bancada del Centro Democrático alzaron su voz de protesta  para declarar que se opondrán a esta idea en la discusión sobre la reglamentación del marco jurídico para la paz, olvidando que cuando en el gobierno de Uribe llevó a cabo el proceso de desmovilización de los paramilitares, el narcotráfico no fue obstáculo para adelantarlo. No se incluyó este delito en la Ley de Justicia y Paz, cuando todos los colombianos sabían que los paramilitares, además de cometer crímenes atroces, se dedicaban al tráfico de estupefacientes y al enriquecimiento ilícito que se deriva de él. Uribe y sus colaboradores sabían que si se incluía el narcotráfico en la Ley de Justicia y Paz  los paramilitares no accederían  a sus beneficios. Sin embargo, ahora que el gobierno de Santos está  negociando con las Farc, el narcotráfico no solo no debe ser un delito conexo al delito político de rebelión, sino que el mismo proceso de paz no debe darse porque las Farc son un grupo narcoterrorista, y en consecuencia el gobierno no debe negociar con ellos, como si la negociación con los paramilitares se hubiese hecho con angelitos.

Es, como dice el columnista Valencia, un hecho indiscutible que en el caso de las Farc existe una conexidad entre el narcotráfico y el delito político de rebelión y sería absurdo pretender que estos se acogieran al marco de justicia para la paz, si no existe una ley estatutaria que señala dicha conexidad. Con esto no solo se garantizaría a los miembros de las Farc su no extradición, sino la posibilidad de que aquellos que no hayan cometido delitos de lesa humanidad puedan participar en política acogiéndose a las reglas de la democracia y no mediante las armas.

Juan Manuel Jaramillo Uribe
Manizales


Sobre Andrés Camargo

El desastre que es la Justicia en este país no solo se cifra en su incapacidad para juzgar a los criminales y para evitar que los delitos queden en la más impresentable impunidad. También se nota en la sevicia con la que se ensaña en personas que solo le han hecho bien al país. Es el caso del exdirector del IDU, Andrés Camargo,  objeto de la entrevista de su edición nº 1703, injustamente condenado por una decisión técnica en la que nada tuvo que ver. Se trata de un caso aberrante, pues no he podido encontrar a nadie, absolutamente nadie, que pública o privadamente sostenga que Camargo es un corrupto, mientras muchos que sí lo son andan orondos por las calles. Es una esperanza que la Corte Suprema haya escogido su tutela para revisar su caso, con lo que los colombianos de bien esperamos que esté pronto en su casa, rodeado de su familia, de donde nunca habría debido salir.

Mario Barrera C.
Bogotá


Ausentes eventuales


N. de la R. Dos de nuestros columnistas habituales están ausentes por vacaciones en esta edición: María Jimena Duzán y Antonio Caballero. Regresarán en el próximo número. 

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