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“Este país no tiene futuro si no cuida a sus niños”, Augusto Calderón E., Medellín.

21 de febrero de 2015

“Ni uno más”

Dicen que ‘una imagen habla más que mil palabras’ y su portada de la edición n° 1711 sí que se acerca a esto. Provocó, tal vez en muchos lectores, sentimientos de dolor, temor e indignación. También abre cuestionamientos profundos en un contexto en el que por un lado se negocia la paz y por el otro se sigue masacrando la vida. ¿Qué esperar de una sociedad que sigue violentando y asesinando a los inocentes? ¿Qué paz puede construirse en un país acostumbrado y anestesiado ante la muerte violenta e injusta? Ojalá esta vez la indignación nos alcance para cuestionarnos y repensarnos, porque la paz no es solo el desarme de las guerrillas sino la transformación de la ‘cultura de la muerte’, de la que usted y yo hacemos parte, en la preocupación por la vida, en la legalidad como camino de mi ser social y en la capacidad –urgente– de solucionar los problemas asertivamente.

Sergio Armando Barajas Padilla
Bucaramanga


Terminar los motivos


Sobre su buen informe especial en la edición n.o  1711 ‘¿Cuándo empezó esta guerra?’ opino que saber quién, cuándo y el porqué de esta guerra puede ser valioso para el futuro, pero es más útil y valioso para lo mismo saber cuándo terminará.

Saber que ella es arcaica, costosa y sin futuro es de poco interés y valor, como es torpe afirmar que esta guerra fue inútil porque si no fuese por ella, no se estaría discutiendo el La Habana un mejor país para todos; y que el resultado de esa negociación es el que nos acerca a esa esperada época en que termine. ¿Cuándo? A esa respuesta me atrevo aquí a contestar diciendo que ella va a terminar cuando se firme y se cumpla por las tres partes: Estado, guerrilla y sociedad. Un patriótico pacto de terminar sus motivos, que no son otros que el uso de la violencia tratando de imponer intereses opuestos para el ejercicio del poder político y económico, sobre unas condiciones de exclusión, injusticia y desigualdad con las mayorías.

No debemos permitir que el fin de esta guerra dependa de una verdad que no sabemos o no podemos entender. No debemos permitir que ese fin dependa de una justicia que no tenemos y que tratamos de improvisar. No debemos permitir que ese final dependa de una reparación material a las víctimas por el Estado y la guerrilla. Cuando la verdadera reparación es a toda una sociedad destruida y descompuesta, por la violencia generada en aquellos ‘ocultos’ motivos que legaron a los herederos de personajes como los seis en la foto de su informe especial.

Firmemos ya ese patriótico pacto de matar la corrupción y dar vida a una educación por la paz y esta la tendremos más cercana que antes.

Gustavo González
Bogotá



Por un cambio de actitud

La prestigiosa periodista María Jimena Duzán afirma en su columna de la edición n.º 1711 que “los verdugos de Mockus tienen la estatura moral de un enano”. Ese planteamiento es muy injusto, que ella considere que los valores, moral, ética y la capacidad de una persona lo determine su estatura.

Somos miembros de la organización internacional  Little People of America de Estados Unidos, que afilia a 2 millones de personas de diferentes países de baja estatura e igualmente somos solidarios con la organización colombiana Pequeños Gigantes, que vela por el respeto y no discriminación de la gente pequeña. En el país son 50.000 personas discriminadas en oportunidades de estudio, trabajo, vivienda pero, sobre todo, para incorporarlos a una sociedad hostil, como le sucede a María Jimena en su desafortunado comentario sin razón.

En julio de 2016 se realizará en Boston Estados Unidos la Conferencia Internacional de LPA que sería muy importante que SEMANA cubriera, ojalá con María Jimena, para que cambiara su concepción y entendiera que que la gente pequeña es digna de respeto. Debemos educar a la gente, empresarios, gobiernos, mejorar el amoblamiento urbano y de transporte en donde la gente pequeña pueda vivir como lo hacen en muchos países del mundo.

Esta no es una réplica a una periodista sino la cordial invitación para que ayudemos a estas personas en donde hay médicos, ingenieros, abogados, comerciantes, etcétera, y no solo toreros bufos ni bufones de circo. Hagamos un cambio de actitud.

Ing. Orlando Flechas Corredor,
Ing. Luz Elena García Parra
Bogotá

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