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“Felicitaciones por 30 años de auscultar la economía colombiana”, Roberto Benítez C., Cali.

23 de mayo de 2015

El verdadero autor

N. de la R. En la sección Recordar es vivir, de la edición de 100 empresas, se le atribuyó al doctor Fabio Echeverri Correa la frase “la economía va bien pero el país va mal”. Nos permitimos aclarar que su autor original  fue el doctor Carlos del Castillo, quien en febrero de 1981, siendo presidente de Fedemetal, sostuvo en un editorial que “el gobierno va bien, pero el país va mal”. La frase de Del Castillo tomó tanto vuelo, que Echeverri la parafraseó en la década de los noventa, con lo que la expresión se hizo aún más famosa.

¡Por qué no respetan!

El señor procurador y el señor fiscal, con su protagonismo mediático, utilizando un léxico chabacano, vulgar y vergonzoso, se han apartado de las verdaderas funciones constitucionales encomendadas  (SEMANA n.° 1724).  Hoy en día, tanto la Procuraduría como la Fiscalía son entes politizados y la mayoría de sus  funcionarios están salpicados de la descomposición social, por la crisis de valores; les ha traído como consecuencia la ignominia y pérdida de credibilidad, como defensores del orden jurídico.

Si tenemos en cuenta que el procurador y el fiscal encarnan la máxima representación dentro del Estado social de derecho, democrático, participativo y pluralista, deben ser un ejemplo de dignidad, ética, moral, respeto, justicia y tolerancia.

No existe democracia sin control, será más riesgoso abusar de él, ejercerlo a medias o no ejercerlo. Por lo tanto, el llamado de atención  debe ser: ¡por qué no respetan!

Danilo Yepes Recalde
Pasto


Entrevistar a un poeta

El diccionario define la entrevista como “Encuentro concertado entre varias personas para tratar un asunto”. Es decir, reunión o cita planeadas con fines determinados. Hasta aquí todo bien, todo bien, como dice el Pibe Valderrama.
Lo espinoso del asunto surge cuando el diálogo y quien lo surte intentan cuadrar el círculo, como sucedió durante la entrevista concedida por el poeta Giovanni Quessep a SEMANA (edición n.° 1724), con motivo del Premio Mundial de Poesía René Char obtenido por su libro publicado por la editorial de la Universidad del Cauca.

Pulcramente ubicado, desde la impoluta página el poeta nos mira pensativo. Disuena su apostura de lejanía encadenada con el cariz de las preguntas: “¿A qué se debe que un poeta de su talla sea un desconocido para muchos colombianos?”, inquiere. El entrevistado responde mientras desde el desván asciende la hojarasca: “Pero William Ospina es poeta y a la vez figura nacional”, insiste. La víctima intenta desenredar el hilo y declara con  tesón de náufrago: “No me meto en cuestiones políticas o sociales. No soy un poeta social”. Entonces, entre daltónico y ufano, el entrevistador remata la faena: “Pero un país polarizado necesita las reflexiones de gente como usted. Entonces ¿no le importa la realidad del país?”. La entrevista ha terminado sin empezar. Se esfumó  la ocasión de transponer la maravillosa, la enigmática, la inaprehensible contundencia de la palabra poética.

Quessep urde sus poemas desde el principio del asombro. Para someter su globo de cristal a los caprichos de la luz habría que apelar a una memoria devorante. Viene de lejos, quizá de otros jardines, siempre en fuga.

Lo que sucede es que ni siquiera quienes transitan las cerradas noches de la poesía con ojo de nictálope la conocen. Menos entonces les será dado desentrañarla a los cuadriculados oficiantes de la palabra escrita. ¿Es “el tiempo que huye de sí y a sí mismo se alcanza” (Quessep) o la “diadema planetaria hecha toda de cólera y ternura” que vio rielar sobre la cresta de sus Andes natales mi inolvidable poeta y amigo Dionisio Aymará?

Intentar desentrañar el misterio del poema es utópico. Y cuando se trata, como en este caso, del abordaje de la alfombra voladora o de esa “penumbra del castillo por el sueño” que blanquea  a lo lejos, se convierte en empresa fallida.

Gloria Cepeda Vargas
Bogotá


El desenfoque

En la página social de su edición n.º 1724, bajo el título ‘Bravo, maestros’, leí el anuncio de la entrega del Premio Compartir al Maestro 2015 a la maestra Nancy Palacios Mena, del colegio público Santa Ana de los Caballeros, de Ansermanuevo, Valle del Cauca.

A pesar de haber recorrido con detenimiento las fotos, no pude identificar a la maestra, digna representante de aquellos maestros incógnitos que se entregan diariamente a sus alumnos, sin alardes, innovando, luchando en medio de la escasez, para sacar adelante esas mentes ávidas de conocimiento que afortunadamente cuentan con maestros como ella. ¡Bravo maestra!

Aura López de Murillo
Santiago de Cali

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