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Ojalá tengan razón. Dios les oiga. María Eugenia Sánchez, Bogotá.

8 de agosto de 2015

Un pensamiento de Platón

La decisión  de suspender los bombardeos, como estrategia militar  en su condición de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es catastrófica (SEMANA n.º 1735). Pero si es en aras de consolidar la  paz  como jefe de Estado es un acto valiente, noble, conciliatorio y de procedente para rubricar la misma.

En este momento histórico del proceso de paz, les refresco la memoria a los señores de las FARC con un pensamiento de Platón: “El mayor bien no se halla en la guerra ni en la revolución; está a la vez en la paz y en la mutua benevolencia. Incluso hay que dictar leyes bélicas, no para hacer la guerra en sí mismo, sino para la consecución de la paz. La paz es el reconocimiento recíproco de la igualdad y de la dignidad como ciudadanos libres”.

Por lo tanto, no desaprovechen este cuarto de hora del cese a los bombardeos, en el cual el presidente Santos se juega su futuro y se bajen del pedestal de barro que los afinca y a vencen en el proceso de paz de La Habana.

Danilo Yepes Recalde
Pasto
 

Doña Berta y Santofimio

Las páginas de su edición n°.1734, sobre el asesinato del abogado Ignacio Londoño, finalizan en la indignación de la familia Gómez por la impunidad en que quedará el asesinato del doctor Álvaro Gómez Hurtado.

Cuando el doctor Alberto Santofimio era la lumbrera liberal para presidente de la República, se atrevió a decir que la señora Berta Hernández de Ospina “era una cotorra vieja”. Al día siguiente El Tiempo, en primera página, trajo la respuesta al irrespeto: “Es mejor ser una cotorra vieja y no un pícaro guache. Si me siguen ofendiendo, digo quiénes mandaron matar a Gaitán”. El senador y su cuadrilla quedaron mudos.

Así, doña Berta despejó la duda que tenía el país sobre la investigación y sentencia dictada, en menos tiempo a la de cualquier otro homicidio, contra el insignificante Juan Roa Sierra, como único autor intelectual y material del magnicidio del caudillo liberal. Dios quiera, firmada la paz, la justicia construida en honor a la verdad y el orden, reine severa, imparcial e igual para todos los ciudadanos y destrone esta mal interpretada y peor practicada democracia regida por la impunidad.

Isaac Vargas Córdoba
Florencia


Una buena entrevista

Estupenda entrevista en la revista SEMANA, ‘Las FARC no aceptarán que se les juzgue solo a ellas’, realizada al principal asesor jurídico de las FARC, Enrique Santiago, español, defensor de derechos humanos, miembro de la subcomisión jurídica en La Habana (edición n.º 1734). Respuestas aclaratorias, contundentes y en derecho presentó el jurista. Explica que las FARC son conscientes del derecho internacional y que se necesita un mecanismo extrajudicial para imponer sanciones reparadoras porque para la justicia internacional no hay inmunidad, incluyendo cargos políticos, y en las democracias la cadena de mando llega a ministros y Presidencia. Hay acuerdo en La Habana sobre la obligación estatal de investigar, perseguir y sancionar a los comprometidos en el conflicto. Significa que los únicos responsables no son las FARC y el Ejército, también, ganaderos, políticos, paramilitares, empresarios y Estado. Y por lo tanto, se les debe juzgar para evitar impunidad y conocer lo que tanto la ciudadanía y esencialmente las víctimas requieren: verdad, solo verdad para hacer justicia y reparar para nunca repetir. Este no es un proceso contra las FARC, es un proceso para encontrar la paz. Las FARC no aceptan el Marco Jurídico para la Paz porque se creó sin consenso e inhabilita para participar en política a quienes resulten sancionados.  Las sanciones extinguen las responsabilidades.

Hay que llegar al consenso y establecer la justicia transicional con aplicación a cada uno de los responsables. La Comisión de la Verdad será la encargada de señalar los responsables, puede ser por dentro o por fuera de la comisión que se acuerden las sanciones para reparar a las víctimas, a cambio de la verdad completa, exhaustiva y detallada. Un tribunal de cierre ratificará las sanciones. Juzgará a quienes no digan la verdad completa y se les impondrá la justicia ordinaria. Se desprende de esta disyuntiva que todos los comprometidos propugnarán por la justicia transicional para evitar ir a la cárcel. De esta manera podremos construir un nuevo país que beneficie a todos los colombianos y se borren los odios y rencores  entre fraternos.

Omar León Muriel
Medellín

La imagen popular

Con mucha sorpresa y algo de indignación leí el artículo que le dedican a comentar en extenso un libro reciente escrito por un biólogo aficionado, a la historia sobre las aventuras amorosas de Simón Bolívar (edición n.º 1735). Sorprende que se siga pensando que esta clase de trabajos tenga algo que ver con la historia como disciplina. Resulta casi ofensivo para el trabajo de cientos de investigadores serios que han dedicado muchos años de su vida, y no solo “año y medio” a investigar de manera sistemática sobre este personaje, que se preste atención a estos trabajos de corte sensacionalista, que no tienen nada que ver con la disciplina histórica que se ha desarrollado en Colombia de manera seria y científica desde hace varias décadas. Con esto lo único que se logra es seguir perpetuando la imagen popular, fomentada por los medios de comunicación masivos, que la historia consiste en una recopilación de chismes curiosos.

Actualmente, la historia o historiografía, como disciplina científica de las ciencias sociales, aborda problemáticas mucho más interesantes que estos chismes de alcoba y es una disciplina consolidada en las ciencias humanas que no puede ser tratada con la misma seriedad por aficionados. Esto es retroceder como 50 años, cuando la historia del país la escribían personas cultas y curiosas, pero sin formación profesional ni un buen conocimiento de los debates contemporáneos en su campo.
Deberían dedicarle su atención a biografías tan serias como la escrita por John Lynch hace ya unos años, quien ha dedicado más de 40 años al tema, por solo citar un ejemplo muy conocido entre los especialistas. Sobre Bolívar hay muchos debates académicos, que abordan sus ideas políticas, sus vínculos con los diferentes sectores sociales, la forma en que dirigió la guerra y los territorios bajo su mando, etc. Les sugiero que tomen conciencia del deber social que tienen y procuren recomendar a sus lectores obras que en realidad aporten algo a la comprensión del pasado de nuestra sociedad, elaboradas por estudiosos y especialistas.

Jorge Gamboa
Bogotá

A limpiar la casa

Me impresionó muchísimo su artículo ‘Operación tapen-tapen’, de su edición n.° 1735. Los mayores admiradores de nuestro Ejército Nacional, entre quienes honrosamente me cuento, no podemos menos que escandalizarnos por esas maniobras de algunos de sus miembros, que resultan abiertamente criminales. La alta cúpula militar debe tomar las medidas más drásticas para castigar a esas manzanas podridas que enlodan el nombre de una institución que siempre ha sido, y debería seguir siendo, orgullo de todos los colombianos. A limpiar la casa, señores.

Abelardo Cárdenas López
Tunja

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