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17 de septiembre de 2016

El futuro de Colombia

En su artículo central de la edición n.° 1790, ‘Qué pasa si gana el No o el Sí en el plebiscito’, como el tema de la cárcel es innegociable para las Farc, creo que la forma de pagar o resarcir la guerrilla los oprobios hechos al campesinado colombiano y resto de población civil afectada es devolver las tierras usurpadas, ayudar económicamente con su dinero a los campesinos y trabajar hombro a hombro con las entidades gubernamentales para organizar el campo, sustituir cultivos en forma ordenada y técnica y colaborar con el gobierno para conservar áreas óptimas de cultivo de coca pertenecientes a la Nación, para poder estructurar proyectos económicos del campo colombiano basados en la industria derivada de la coca.

Sobre el tema ‘¿De dónde saldrá la plata?’, si a las Farc le van a asignar una extensión de tierra y tenemos hoy 100.000 hectáreas sembradas de coca, pues por qué no apuntalarnos con los recursos provenientes de la industralización de la coca cultivada en áreas seleccionadas como se explicó en el párrafo anterior.

Este es un momento crucial y de muchos cambios para todos los colombianos porque las Farc al desmovilizarse dejan de acceder a una gran extensión de tierra dedicada al cultivo de coca, de ahí que se haya dado gran importancia al punto relacionado con lo agrario y rural. El campo es el futuro de Colombia.

Alberto Ramírez Orozco
Cali


La paz y la necesidad del Sí

En relación con su artículo de portada de la edición n.° 1792, me permito opinar lo siguiente: cómo pueden pretender, infamemente, los detractores del proceso de paz, que negociadores de calidades humanas como las de los doctores Humberto de la Calle, Sergio Jaramillo, Frank Pearl, Luis Carlos Villegas, de la ministra Ángela Holguín, de los generales retirados Jorge Enrique Mora y Óscar Naranjo, las de la doctora María Paulina Riveros, las de los doctores Gonzalo Restrepo, Enrique Santos, Álvaro Leyva, las del economista Henry Acosta, la del general Flórez y otros altos oficiales activos, además de un buen número de colombianos de bien que participaron en las mesas, se confabularan en un plan para vender o regalar la patria en complicidad de los países garantes, Noruega, Venezuela, Cuba y Chile, del papa Francisco, la ONU, del presidente Obama y su gobierno, de toda la comunidad internacional y la inmensa mayoría de los colombianos; esto es malvado, infame, absurdo, ridículo y fastidioso.

Si legalmente no era necesario convocar a la refrendación, el presidente lo hizo con el propósito de sopesar la voluntad de los ciudadanos; no creo que para estar seguros de decidirse por el Sí haya que leer la letra menuda de lo convenido, creo que basta con tener fe y confianza en quienes, por mandato presidencial, fueron elegidos para el trascendental objetivo, la responsabilidad es de ellos y los electores debemos estar confiados en su transparencia y honestidad.

Votar por el Sí es obligación moral de quienes vivimos en las principales ciudades de Colombia, sitios en donde la evidencia del conflicto se supo generalmente por las noticias; debemos decir Sí en decorosa solidaridad con los sufridos compatriotas de provincia, de las gentes que habitan lugares apartados de la patria; de los desfavorecidos campesinos, indígenas, afrodescendientes, quienes han soportado por generaciones el despiadado peso de la inútil confrontación y con ellos la pérdida de vidas, de heridos, de desaparecidos, de desplazamientos, devastación del campo, de la infraestructura y del inmenso daño causado a la biodiversidad.

Por el bien de todos los colombianos, por un mejor destino digamos simplemente Sí. Para decir Sí urge la solidaridad; para decir Sí basta con ser limpios de conciencia; para decir Sí se requiere fraternidad; para decir Sí basta con ser un buen colombiano.

Gabriel Carrizosa M.
Bogotá

Verlas más claras

La verdad, no vi cuál fue el objetivo del artículo de la edición n.° 1793, referente a las diferentes campañas por el plebiscito, esperaba ver más claras las coincidencias y las divergencias entre unas campañas y otras; pero lo más importante: no identificaron cada uno de los logos, según la campaña que representan.

María Consuelo Castro
Bogotá

Mujeres en portada, no

En la revista n.° 1792, hay una carta de la señora Fabiola Duque A., la cual hace referencia al poco despliegue que esta revista le dio a los deportistas colombianos ganadores en los Olímpicos de Río de Janeiro, colocando la noticia en un pequeño triángulo que apenas sí se ve en la parte superior de dicha revista.

Estoy totalmente de acuerdo con ella. Desde hace mucho tiempo he venido dándome cuenta de que la revista SEMANA es machista; las portadas son, en totalidad, para los hombres. Veamos unos ejemplos para comprobar lo anterior: a finales del año pasado, murió Luz Marina Zuluaga, la primera Miss Universo que tuvo Colombia, persona muy apreciada y querida por todo el mundo por lo que su muerte causó tanta tristeza. A la semana siguiente, lo más lógico era que la revista le dedicara la portada, pero no, en su lugar salió un macilento, barbado, ojeroso, flacucho, cadavérico Víctor Maldonado, uno de los defraudadores de InterBolsa; este fue mucho más importante que una bella Miss Universo. Solamente en las páginas de adentro, en la sección Gente, por allá abajo de la página en un rinconcito, se hizo una pequeña reseña de su vida.
Lilian Tintori, una mujer tan valiente, tan comprometida con la crisis política de su país, que está dejando a pedazos su vida por la libertad de su esposo y de los presos políticos, que va por el mundo mostrando la situación de Venezuela, no, tampoco merece una portada, pero sí la merece el dictador Maduro (dos o tres portadas), ese sí, claro.

La canciller María Ángela Holguín, que mal que bien lleva la diplomacia del país; un trabajo que aparentemente parece muy fácil, pero que a la hora de la verdad viene siendo uno de los ministerios más difíciles de manejar pues la esencia de su trabajo consiste en la prudencia, amabilidad, tacto, sagacidad, pero su trabajo y esfuerzo tampoco merecen este reconocimiento.

La reina Isabel II de Inglaterra, que cumplió hace pocos meses 90 años y que fue portada de miles de revistas en todo el mundo, SEMANA se contentó con varias páginas internas… Una santa Laura Montoya, de gran estirpe antioqueña y en fin, tantas mujeres importantes y sobresalientes en nuestro país y en el mundo, que se destacan o se han destacado en muchos ámbitos y que no enumero acá por cuestión de espacio. Pero tranquila doña Fabiola, aquí no vamos a ver en portada, como en otras revistas del país, a nuestras grandes mujeres, a nuestras grandes deportistas, a las mujeres que también, junto con los hombres, hacen la historia de nuestro país y construyen el futuro de los que vienen atrás.

Alba Jaramillo Restrepo
Medellín 

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