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"Lo importante es que los jóvenes sigan presionando. El futuro es de ellos"

22 de octubre de 2016

Empate técnico

Si se tienen en cuenta las reglas de estadística, se encuentra fácilmente que hubo un empate técnico entre la votación por el Sí y el No en el plebiscito hecho el pasado 2 de octubre, comentado por ustedes en la edición n.º 1797.

Veamos por qué: en las encuestas y en la consecución de valores normales en general, se usan estudios estadísticos previos para así obtener resultados que no estén influidos o determinados por el error humano. De acuerdo con estos estudios se ha encontrado que los resultados obtenidos podrían estar influidos o determinados por un error humano en el orden del 3 por ciento al 6 por ciento. En la votación del plebiscito hecho el 2 de octubre, el número total de votantes por el Sí fue de 6.500.000. El 3 por ciento de esta votación equivale a 180.000. La diferencia entre los votantes por el Sí y el No fue de 50.000. De modo que esta diferencia de 50.000 entre la votación por el Sí y el No está muy lejos de 180.000, para así descartar la posibilidad del error humano en el orden del 3 por ciento, y poco menos del 6 por ciento.

Con base en un empate técnico entre el Sí y el No esperamos que las autoridades relacionadas con el plebiscito tomen las medidas conducentes para obtener la paz del país. Entre las posibilidades a seguir sugerimos las siguientes: la primera sería repetir el plebiscito; la segunda, desistir del todo del plebiscito, ya que este no era absolutamente necesario y dejar que el gobierno siga negociando con las Farc, tal como se ha hecho en otras partes; y la tercera, auspiciar un diálogo entre las partes que participaron en el plebiscito, con la participación de las Farc, con todos al mismo nivel, con el propósito de llevar la paz al país.

Cualquiera que sea la decisión tomada esperamos que ella sea conducente al final de esta guerra interna que ya lleva más de 52 años.

Pedro A. Cruz
Cartagena

Hasta cuándo

¡Acuerdo ya! Pedido imposible del país si como lo afirma su portada de la edición n.° 1798 el acuerdo firmado depende de un difícil pacto y no depende del Congreso, de la Corte Constitucional o del presidente. Pacto imposible porque los del No exigen no tragar algunos sapos que las Farc sí lo tendrían que hacer con una nueva negociación aún más larga y difícil de la anterior, mientras el país se frena, se polariza y se desespera por culpa de la gran abstención y de los 53.800 votantes engañados y doloridos de patria.
Que no crean los del No, que los del Sí les creemos su dolor de patria a causa de las imperfecciones de los acuerdos firmados que ellos dicen querer “mejorar”.

Todo eso no es más que miedo a competir en política con quienes dicen representar al país profundo con sus aspiraciones de paz y progreso. Miedo que tienen que calmar obstruyendo los acuerdos firmados o con el exterminio ideológico o físico para el cual las Farc ya tendrán preparada su indefinida respuesta.

Acuerdos y tiempos históricos y pedagógicos para saber y entender la clase de políticos ‘defensores’ de la Constitución en quienes depositamos el futuro del país y sus nuevas generaciones.

Leonardo Piñeres
Bogotá

Profundo rechazo

Al leer esta última edición y el artículo sobre razones para el triunfo del No en el plebiscito, encuentro que ignora la revista, aunque la deja entrever, que la verdadera razón de la derrota de la otra opción se debió fundamentalmente al profundo rechazo de la gran mayoría de los colombianos a las Farc, adobado esto con la excesivas concesiones que hizo el gobierno a los rebeldes. Y entre esas concesiones se destacan el no pagar cárcel monda y lironda por sus delitos, el no pedirle perdón a la patria por sus crímenes, pues ofrecerlo huele es a regalo (qué desfachatez), y que no devuelvan ni cinco para indemnizar a sus innumerables víctimas, aumentando el rechazo.

Y por favor qué es eso de que fue más eficiente la labor de promoción del No que la del Sí. La cosa es que el No se favoreció de su exposición de las razones para acogerlo (tenía mucho qué decir). El Sí aunque muy importante solo contaba con la conveniencia de la paz, pero ya las Farc habían dicho que en caso de ganar el No se debía seguir negociando. Además, porque saben que por la fuerza nunca tendrán a Colombia. Pero observe usted, antes de iniciarse la campaña para el plebiscito la proporción por el voto negativo andaba arriba del 65 por ciento, mientras el Sí estaba apenas en el 35 por ciento; y en ese mes de campaña el Sí volteó en las encuestas la proporción: sesenta y pico por el Sí y treinta y pico por el No. Y que conste que la primera proporción era más válida por el rechazo tradicional a las Farc. Entonces, si la realidad final fue 50 y 50, es la demostración de que el Sí por la abrumadora campaña a su favor venía fructificando; y que si no hubiera sido por la necesidad de meter el plebiscito antes de la reforma tributaria, el plazo para la votación habría podido ser más amplio con resultado adverso para el No. Al No lo salvó la urgencia de Santos.

Y tienen razón ustedes cuando afirman que el plebiscito también fue una votación descalificatoria de Santos. La mano de lacras que afectan al país pusieron su cuota para la derrota del Sí.

Carlos Julio Trujillo
Bogotá

Injusticia y olvido

Hace muchos años soy suscriptor de SEMANA. He recibido la edición n.º 1795 A, ‘Cesó la horrible noche’. Mucho he extrañado y lamentado que ustedes no hayan hecho alusión directa a los miles de católicos que entregaron sus vidas (y la seguirán entregando) por la causa de la paz. Entre ellos obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos comprometidos. Y qué decir de niños, niñas, adolescentes, jóvenes, que prefirieron el martirio, a involucrarse en un conflicto inútil, y menos colocarse ellos como victimarios.
Ese olvido en ustedes debe ser reparado, o sería tenido en la historia como una grave injusticia y olvido. “Hagan lo que tienen que hacer y háganlo bien...”.

Carlos Alberto Rodríguez Laitón
Bogotá

La dieta mediterránea

El enfoque multicultural de su revista en su edición n.º 1798, sección Vida Moderna, es muy concreto: no podemos descuidar la alimentación ni el ejercicio para vivir mejor. En cuanto a la primera, la dieta mediterránea, muy saludable, basada en pescados como el salmón, evitando carnes procesadas. Además, combinado con frutas frescas y verduras saludables, disminuir el consumo de azúcar, cuyos niveles elevados hacen estragos.
En cuanto al ejercicio, preferiblemente aeróbico o anaeróbico dirigido, es muy saludable; se destaca dentro de la cotidianidad caminar a diario. El Índice de Masa Corporal (IMC) alrededor de 20 a 25 indica buen estado de salud, siempre y cuando se combine con un modo de vida saludable, salud intelectual, espiritual y física. Estamos en una época en la que un descuido de algún aspecto nos arrastra la tendencia fatalista entrópica, por lo que urge vivir practicando las virtudes cardinales de justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Así sí se preserva la especie humana.

Diego Casabianca Escallón
Bogotá

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