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En relación con el desenlace judicial en primera instancia del caso Colmenares y las declaraciones de Laura Moreno en la entrevista en SEMANA, publicada en su edición n.º 1817, hemos de decir que con dicho final todos hemos perdido.

4 de marzo de 2017

Perdimos todos

En relación con el desenlace judicial en primera instancia del caso Colmenares y las declaraciones de Laura Moreno en la entrevista en SEMANA, publicada en su edición n.º 1817, hemos de decir que con dicho final todos hemos perdido, pues:
1. Aunque un poco exagerado, efectivamente perdieron una parte importante de sus vidas no solo las dos procesadas Laura Moreno y Jessy Quintero, sino también sus familias, pues no se necesita ser especialmente aguzado para entender el calvario por el cual pasaron y siguen pasando ante una sociedad pacata e hipócrita como la nuestra.
2. Perdieron los padres de Luis Andrés así como su hermano y demás familiares, pues al dolor inmenso de la pérdida de su hijo y hermano le suman ahora la profunda frustración de un proceso y de un fallo que, sin lugar a ninguna duda, deja mucho, pero mucho que desear.
3. Perdió y sufrió de manera ostensible la credibilidad de un perito que, como Máximo Duque, gozaba de una gran (¿y merecida?) reputación, pues, si es cierto todo el cúmulo de errores y horrores cometidos por este en la segunda autopsia realizada al cadáver de Colmenares, como lo consignó expresamente en la sentencia la jueza a quo, ningún tipo de justificación cabría brindarle.
4. Perdimos todos porque de ser confirmado el fallo absolutorio en las instancias que aún pueden intentarse (apelación y eventual casación) es de esperarse que las ahora absueltas y sus familias, además con pleno derecho a ello, demandarán indemnizaciones por sumas millonarias al Estado ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo, cuyas condenas se pagarán con los impuestos que pagamos todos los colombianos.
5. Pero, ante todo, perdió y de qué manera la ya alicaída y denostada administración de Justicia de nuestro país, pues la forma antitécnica y, hay que decirlo, abiertamente ilegal como asumió y llevó el caso el nefasto fiscal Antonio Luis González (comprando y presentando testigos falsos y demás) llenó de baldón al poder judicial y sobre todo a una Fiscalía General que pecó por acción y omisión primero, al designar para un caso tan delicado a alguien definitivamente no apto, ni ética ni profesionalmente, para tan especial menester; y, segundo, porque de manera ostensiblemente tardía, lo vino a reemplazar cuando las trapisondas ya estaban consumadas. Lo dicho, en este caso, perdimos todos.
Óscar Villada Martínez
Manizales

Desde la prisión

Aplausos para el informe sobre la cárcel de Bellavista (SEMANA n.º 1861), que, valga decir, resulta ilustrativo de por qué vale la pena ver una revista. El texto es crudo, diciente, informativo, indignante, y se apoya perfectamente con las imágenes que corroboran el infierno de hacinamiento y renta que se vive dentro del penal. Seguramente se puede extrapolar a muchas otras instituciones de este tipo en el país (si no a todas).
Camila Echeverry
Medellín

La política y la no política

A propósito de la columna de María Jimena Duzán ‘Ideas para recuperar la ilusión’ (SEMANA n.º 1817), es urgente hacer que la política recupere su verdadero sentido como arte y ciencia. Arte de gobernar, de dirigir el bienestar de todos. No la que se utiliza para el provecho personal y el enriquecimiento fácil. La política como herramienta del ciudadano para ser sujeto de derechos y deberes; ser responsable de aportar en su destino y en el destino de su sociedad. 
Es fundamental fortalecer nuestra democracia, hay que pensar con profundidad con el firme propósito de dejar atrás la ‘ignorancia’ política  que vivimos y en la cual gran parte de nuestra clase dirigente quisiera mantener al pueblo por siempre. Se necesitan nuevos liderazgos, todos tenemos que asumirlos, pero en especial los jóvenes y las mujeres tienen un gran reto. Nuestro país los necesita como gestores de las grandes transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas que tenemos que materializar. 
La construcción de la paz es un largo camino. No solo se construye con los actuales diálogos de paz. Se construye desde la cotidianidad cuando logramos hacer realidad los principios, valores, deberes y derechos que consagra nuestra Constitución Política. Es necesario que todos los colombianos tengamos conocimiento de nuestra Carta Política. 
Necesitamos renovar la política y quién más que la juventud. Grande reto que tienen que responder con acciones del mismo nivel. ¿Qué papel cumple el joven universitario de hoy? ¿El estudiar solo con el propósito de lograr un título, un empleo, organizar una empresa o ser rico? O ver en el conocimiento la fuente para aportar en la construcción de una mejor Colombia. 
Requerimos jóvenes estudiosos, éticos, honestos y líderes.  Los necesitamos para hacer de la política el arte de gobernar, líderes que motiven al pueblo y lo lleven al progreso. Bolívar, Santander, Núñez, José Antonio Galán, Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán,  Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras, Darío Echandía, Jaime Pardo, José Antequera, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y Luis Carlos Galán son ejemplo de consagración, consagración y consagración por hacer de la política algo majestuoso. 
La política nos debe llevar a comprender entre otros temas los siguientes: 1) La estructura del poder. 2) La problemática de la legitimidad. 3) El estudio sistemático del Estado. 4) La problemática del liderazgo. 5) El proceso de toma de decisiones. 6) Conocer de los grupos de presión. 7) De procesos electorales. 8) De partidos y movimientos sociales. 9) De la oposición. 10) De la composición de clases y estratos sociales. 11) Del estudio de la gobernabilidad. 
La política no es solo elecciones, con candidatos sin argumentos y programas serios. En donde lo que se vive es la antipolítica hay derroche de dinero, tejas, arena, tamal, licor, lechona, corridos prohibidos, etcétera. Necesitamos en verdad de grandes proyectos políticos. 
Luis Carlos Ramírez Hernández
San Juan de Rioseco

Premios Óscar, devaluados

No sé por qué nos empeñamos en darles tanta atención a los premios Óscar en Colombia. Si lo que logran estos premios y todo el cubrimiento asociado es perpetuar la atención que históricamente nos ha tocado recibir del cine estadounidense, privándonos de ampliar el espectro a muchas producciones de calidad de otras latitudes. Esto con respecto al amplio despliegue que dio SEMANA en su edición n. º 1816 sobre los posibles resultados de la mencionada ceremonia. Ni siquiera los discursos suenan ni sonarán genuinos, por más anti-Trump que vayan a ser.
Julián Gutiérrez
Armenia

Zar musical

El artículo ‘El artífice de la revolución’ (SEMANA n.º 1861) me dejó sensaciones encontradas. Sin duda el señor Ek, de Spotify, es un visionario y ha logrado un producto que llama la atención y fomenta la curiosidad musical, pero no deja de ser preocupante para los artistas nuevos que reciban tan poca retribución por sus reproducciones. En resumen, queda uno con la impresión de que si bien hay millones de millones que lo usan y lo validan, la ecuación de Spotify y de otros servicios de streaming no se ha terminado de inventar.
Mauricio González
Medellín

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