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8 de abril de 2017

¿Hermanos al rescate?

Su informe sobre la llegada masiva de venezolanos publicado en la edición n.° 1820 me dejó aterrada. Crecí en una época en que el hermano país era la meca para los compatriotas que huían de la miseria, ¡y hoy resulta que las posiciones se invirtieron y que Colombia es su tabla de salvación! Si nuestro país hubiese pasado del cielo al infierno y hoy estuviéramos volando, eso sería hasta halagador. Pero lo cierto es que seguimos tan mal como siempre y difícilmente podremos responder a sus expectativas.
María Luisa Pineda
Cali

Con la misma tijera

A propósito de la financiación de campañas presidenciales, tratada en varios números de SEMANA (léase: carteles del narcotráfico, multinacionales, entidades financieras y Odebrecht), de sus intríngulis y evidentes semejanzas (‘Todo fue a mis espaldas’, ‘Acabo de enterarme’, ‘Que se investigue’), es conveniente recordar lo que el controvertido periodista político Alberto el ‘Loco’ Giraldo escribió en su libro póstumo Mi verdad: “El cartel de Cali financió campañas desde la época de Belisario Betancur”. Como quien dice, la fiesta continúa, y... la danza de billones está vigente.
Nosotros, quienes –por alcahuetes y borregos sufragantes– hemos padecido tantas triquiñuelas, ya estamos viejos; pero algún día nuestros hijos y nietos van a corroborar esta verdad de a puño: son los mismos con las mismas... cambian de nombres, mas no de apellidos. ¡Así es, así ha sido y así seguirá siendo, por los siglos de los siglos...!
J. Óscar Gil G.
Cali

¿Indiferente?

Pienso que SEMANA ha sido indiferente a todas esas historias de desaparecidos en Colombia.  A todos nos ha faltado solidaridad. Muchos de los que no han sufrido la guerra quieren venganza, pero estas personas solo quieren verdad y solidaridad. Solo quieren ser escuchadas y que sus historias no se repitan. ¿Qué tan difícil sería hacer una columna semanal donde se hable de esto? 

Recordé el poema (no es claro quién es el autor) que dice:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.
¿Será posible difundir más el trabajo de esas fundaciones y de toda la gente que trabaja por no perder la memoria?
Natalia Tobón Franco
Bogotá

Entrevista obligada

Con una gota de alivio, pero también de alta angustia, leí la entrevista que publicaron con el defensor del Pueblo Carlos Negret (SEMANA n°. 1822). Ya era hora de que SEMANA asumiera la cruda realidad de los líderes sociales asesinados y dejara de hacer caso omiso de estos hechos como ciegamente lo hacen las autoridades y el gobierno. La frase más contundente asegura que hay un fenómeno criminal contra la paz, por lo cual me pregunto, ¿hasta cuándo se seguirá diciendo que todo asesinato de este corte es aislado? Sin poder proteger a los desmovilizados, ¿qué paz vamos a tener?
Alberto Restrepo
Cartagena

Interdescaro

La pena irrisoria que recibieron los criminales de cuello blanco de InterBolsa, Juan Carlos Ortiz y Tomás Jaramillo (SEMANA n°. 1822), que no superan los diez años tras embaucar a centenares de personas y jugar con su dinero y destino, no admite otra palabra que ‘indignante’. Nuestra justicia es un chiste, así a Rafael Uribe Noguera le hayan dado 51 años de cárcel, los criminales de perfil alto y financiero seguirán haciendo de las suyas al ver la ‘mínima condena’ que recibieron, como bien tituló su artículo.
Mauricio Morales
Tunja

Los muros no solo son de concreto

Esta vez parece ser verdad, nos adentramos cada día más a la posibilidad de conflicto bélico entre naciones el detonante: el flamante presidente de Estados Unidos. (SEMANA n°. 1820). Los analistas políticos y la gente del común se preguntan cómo es posible que un sujeto con estas cualidades llegue a gobernar la nación más poderosa del mundo. Pero la respuesta es sencilla: son una nación belicosa, su economía gira en torno a la venta de armas, arman la guerra y les venden armas a todos los bandos involucrados. Mientras el mundo busca respuestas, la mayoría de estadounidenses está de acuerdo con su presidente.
Siempre me ha dado curiosidad entender cuál fue el motivo por el cual empezamos los seres humanos a construir muros entre nosotros. Ante esta circunstancia, encuentro tres tipos de muros en el mundo. El primero, de concreto, construido ladrillo a ladrillo por la mano del ser humano. El segundo, muro imaginario. Y el tercero, lo construimos con los prejuicios entre nosotros mismos.
Ahora bien, por las diferencias entre los pueblos en el mundo empiezan a surgir los de concreto. Utilizados para separar a los que se consideraban civilizados de los que no lo eran. Los romanos comenzaron aportando los de este tipo, construyeron el de las murallas de Adriano, en Inglaterra, para protegerse de los invasores bárbaros. El muro de Berlín, que separaba al pueblo alemán, producto de la Segunda Guerra Mundial cuando se reparten toda una nación como trofeo de guerra. La gran Muralla China que construyeron los chinos para aislar al pueblo mongol que era invasor por su naturaleza guerrera.
Por último, hoy estamos ante el inminente muro que se va a construir entre los pueblos norteamericano y mexicano. Una frontera sangrienta con un pueblo con orden de disparar sobre otro si intenta cruzar. Así las cosas, se podría decir que hoy los muros han evolucionado. Fuera de los de concreto, pasamos en esta época a los imaginarios: nos inventamos las fronteras. Con ellas, la visa y el pasaporte, estos últimos requisitos indispensables para ingresar o salir de una nación amiga.
Por último, debemos tratar los muros que aún hoy construimos a través de los prejuicios. Estos nos separan producto de la ligereza al juzgarnos los unos a los otros. Por educar a los hijos para que se sientan superiores a sus vecinos. Cuando alimentamos la idea de que somos superiores. O que las personas que no son de mi región, mi sector, mi país o porque somos de diferentes razas o creencias, somos diferentes. Este tipo de muro nos ha llevado a la más sangrienta guerra; por creer que una raza era superior a otra nos desbocamos a la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, sin embargo, tenemos a Colombia y Venezuela, dos naciones hermanas, iguales, gemelas y siamesas, que lucharon juntas por su libertad, por los derechos humanos de sus habitantes, hijas del Libertador Simón Bolívar, con el mismo idioma, costumbres y luchas, hoy estamos separados por un muro invisible. Una frontera que cada vez que el presidente venezolano se levanta de malas pulgas le da por cerrarla.
Depende desde donde observes, existen muros: imaginarios, de concreto, fronteras, prejuicios. Muros entre el hombre y la mujer. Entre ricos y pobres. Entre blancos y negros. Nos dividimos en estratos.
Reza un proverbio hindú: “Existe una sola casta: la humanidad”.
Luis Hernán Tabares Agudelo
Santa Marta

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