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10 de junio de 2017

De juan carlos vélez
Daniel Coronell, en su obsesión nacionalmente reconocida, eso sí sin éxito, de hacerle daño tanto al presidente Uribe como a su proyecto político, reedita en su columna de la edición n.° 1832 un refrito de La República con las siguientes características:
1. La periodista Juliana Ramírez no me hizo la entrevista de marras que deshonestamente le valió un premio nacional de periodismo. Con la complicidad de sus jefes, se limitó, faltando a toda ética y profesionalismo, a grabar a escondidas una conversación que en su presencia sostuve con Fernando Quijano, director del diario La República, como se puede evidenciar al oír sin editar la grabación.
2. Como me enteré de meses atrás que mi grabación estaba en manos del periodista Coronell y de otras personas que me lo han reconocido, le solicité al director de La República que me entregara la grabación completa sin editar, la cual para total transparencia debe ser certificada por un organismo competente, hecho que no ha sucedido hasta hoy. Solamente ha procedido a enviarme unos fragmentos editados, los mismos que están colgados en la página web del diario.
3. En cuanto a dicha conversación, el señor Coronell insiste, constituyendo esa posición en una ofensa para la inteligencia de los colombianos, que la campaña del NO engañó a los electores y que la INDIGNACIÓN que siente Colombia fue solo una estrategia electoral. Qué tan equivocado sigue el columnista, lo que debe obedecer a que desde Miami y administrando una concesión del Estado, el país se ve distinto. No, señor director, hoy todo lo que advertimos que iba a pasar, pasó: contracción de la economía, impunidad total de las Farc con justicia y magistrados propios, proselitismo político sin entrega de armas, curules en el Congreso, Ley de Tierras que distribuye la propiedad privada en beneficio de ellos, y subsidios y fondos sin límite para las Farc y sus miembros.
Estas advertencias cumplidas hacen que hoy la INDIGNACIÓN del NO, no sea del 50,5 por ciento, sino del 79 por ciento y creciendo en todo el país y Santos, con una aceptación del 14 por ciento. Los colombianos por fin están entendiendo que el gobierno está entregando el país.
Durante un tiempo prudente guardé silencio recibiendo toda clase de acusaciones e improperios para no hacerles el juego a los enemigos de Colombia, pero hoy estoy emprendiendo todas las acciones legales que correspondan para que la verdad salga a flote, de cuyos adelantos informaré al país.
Juan Carlos Vélez Uribe
Bogotá

ES CONTRA EL MUNDO
No es Trump contra el mundo, como bien lo trataron en su artículo ‘Trump contra todos’, es el mundo el que se enfrenta al segmento más rico y poderoso de la sociedad de consumo de ese país. Este hombre, probablemente sin saberlo, está practicando la metáfora propuesta en 1974 por el ecólogo Garrett Hardin de “vivir en un bote salvavidas”, para justificar la insensibilidad de quienes, instalados ya en un bote, se resisten a ayudar a quienes nadan desesperadamente por sus vidas. Y los norteamericanos siguen a Trump por diferentes señuelos. La clase obrera, absolutamente ignorante de la historia –hasta de la suya–, lo ve, ilusionada, como el mesías que la redimirá de los recién llegados que hablan otras lenguas y a quienes su führer ha estigmatizado como ladrones, violadores y terroristas. La minoría educada lo acepta para no poner en peligro su “american way of life” y, acomodada en su botecito de fibra de vidrio, es incapaz de desprenderse de sus electrodomésticos, lujos, platos desechables.
Enrique Torres
Bogotá

Presidentes con sangre criolla
En relación con el artículo ‘Doce claves de la vida del general Noriega’, publicado en la edición n.°1831, en el que se dice que el padre de Noriega era un contador colombiano, vale la pena recordar un hecho curioso de la historia reciente, cuando tres países vecinos tuvieron simultáneamente presidentes hijos de padres colombianos. Estos fueron: Panamá, con el general Omar Torrijos, hijo de un maestro nacido en Roldanillo (Valle); Venezuela, con Carlos Andrés Pérez, también con padre colombiano; y nuestro país, con Alfonso López Michelsen, hijo del expresidente López Pumarejo.
Darío Tobón Montoya
Armenia

PORTADA PARA GABO
Con extrañeza y, porque no, con tristeza, vi que no le dieron la portada al especial de García Márquez y los 50 años de publicación de Cien Años de Soledad. Dirán ustedes que SEMANA no es una revista literaria, pero podría decir que tampoco política, pues tampoco le dieron la tapa a Fidel Castro cuando murió. Además, argumentarán que no era una primicia, pero sí lo hicieron sobre la preocupante situación económica del país, por qué no a este hecho. Creo que los 50 de Cien años se la merecía.
Alfredo Esper Blois
Bogotá

NO ESTOY EN CONTRA
En el artículo ‘¿Qué pasa con la adopción?, edición n.° 1831, se pretende presentarme como opositora al proyecto propuesto por el senador Germán Varón, que busca agilizar el proceso de adopción de niños, niñas y adolescentes en condición de vulnerabilidad. Ello es totalmente ajeno a la verdad. Por contraste con la directora del ICBF, quien brilló por su ausencia en el debate, acompañé al senador Varón en la defensa del proyecto y concerté el texto con él en algunas proposiciones que, a nuestro juicio, dan mayor precisión técnica y garantías jurídicas tanto para los niños, como para los funcionarios responsables.
En el caso de la ubicación de menores vulnerables en el medio familiar o la familia extensa era necesario hacer una precisión legal, dado que a raíz de la Sentencia 844 de 2011 la Corte Constitucional había ordenado al ICBF buscar los parientes hasta el sexto grado de consanguinidad, equivalentes a un primo tercero del niño o niña, que pudieran eventualmente hacerse cargo. Dejar el texto legal diciendo que solo se debe buscar a los “parientes”, como lo pretende la directora del ICBF, podría nuevamente dar origen a la revocatoria de una adopción por parte de la Corte Constitucional, con la consiguiente inseguridad jurídica para adoptados y adoptantes y con la posibilidad de repetir contra los funcionarios a cargo del proceso, como lo han advertido varios defensores de familia.
Resulta pues indispensable eliminar la ambigüedad jurídica y limitar la obligación de buscar los parientes solo hasta el tercer grado de consanguinidad, pero siempre dentro de los seis meses que el proyecto de ley señala como tiempo máximo. Es lamentable que la doctora Cristina Plazas haya querido descalificar, a través de trinos o comentarios prejuiciosos en los medios de comunicación, un debate serio y bien fundamentado que, como funcionaria, está obligada a dar en el Congreso.
Viviane Morales Hoyos
Senadora

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