Home

Cartas

Artículo

CARTAS

Cartas

26 de agosto de 2017

De Hernán Andrade
El titular de portada de su edición n.o 1842 (18 de agosto) y el artículo correspondiente sugieren que mediante maniobras sospechosas e inexplicables se habría cambiado el sentido de la decisión de la Corte Suprema de Justicia, en el caso referido a un préstamo particular de dinero a mi favor. La base de dicha insinuación es que, en un cierto momento procesal (resolución de situación jurídica), se produjo en la misma corte un documento con argumentos en contra de mí, y después se produjo una decisión (unánime, por cierto) que me exoneraba de culpa.
Es importante aclarar que no hay nada extraño o inusual en dicha circunstancia: es normal que en todo proceso haya un momento en el cual se compilan o se presentan argumentos en contra de la persona procesada (por ejemplo, imputación, pliegos de cargos), pues el Estado tiene la obligación de impulsar el proceso y controvertir la presunción de inocencia que acompaña a todo ciudadano colombiano. Esto no implica que dichos argumentos en contra deban ser los que acoja finalmente el fallador en su sentencia. El juez o fallador final bien puede disentir de esos argumentos, y tomar una decisión en sentido contrario. Sostener o asumir que los argumentos de la acusación necesariamente deben ser los que se acojan en la sentencia es desconocer la naturaleza de todo proceso judicial, disciplinario o fiscal.
Hace casi tres años esa decisión (unánime) de la Corte Suprema de Justicia (Sala Penal) hizo tránsito a cosa juzgada, es una sentencia en firme.
Respecto de nuevos hechos que ha comunicado el señor fiscal general, ya le manifesté por escrito a la Corte Suprema toda mi disposición para atender cualquier requerimiento.
Hernán Francisco Andrade Serrano,
presidente del Partido Conservador Colombiano
Bogotá

De la Fiscalía General
En relación con la columna de Daniel Coronell publicada bajo el título ‘Sin bustos no hay paraíso’, (SEMANA n.o 1842) me permito manifestar lo siguiente para claridad de sus lectores y de la opinión pública:
1. Las investigaciones sobre irregularidades de los POT en Cundinamarca, iniciadas por iniciativa de esta Fiscalía, avanzan a muy buen ritmo; por su complejidad no pueden concluir en escasos siete meses. Sin embargo, a la fecha ya han sido imputados presuntos responsables de irregularidades en los casos de Madrid y Mosquera. Las restantes están priorizadas y deben concluir en unas semanas, según los plazos impuestos tiempo atrás.
2. A propósito de su mención a las investigaciones a los exgobernadores del Cauca y del Quindío, debo precisarle que, por tratarse de aforados constitucionales, las mismas competen a la Unidad de Fiscales Delegados ante la Corte y, por ello, nunca estuvieron a cargo del exfiscal Moreno. Además, estoy en condiciones de manifestarle que las indagaciones respectivas avanzan sin ningún tipo de interferencias y forman parte de las investigaciones priorizadas en el marco de nuestro programa Bolsillos de Cristal.
En la lucha contra la corrupción que ha emprendido la Fiscalía avanzamos en todos los sectores y regiones, sin ningún tipo de privilegios ni de consideraciones. Los resultados hablan por sí solos.
María Paulina Riveros Dueñas,
fiscal general de la Nación (e)
Bogotá

Hasta la empuñadura
Magistral como todas las suyas la columna de Daniel Samper Ospina. Con la difusión de la ‘Terapia en AA’, SEMANA se apunta un hit, y con su testimonio de reconversión el escritor no solo ratifica su fama de gran censor, sino que echa por tierra cuantas apuestas hicieron quienes creyeron que con la reciente vacuna se librarían de tan mordaz “violador” (no se sabe de qué ni de quién, pero le dijeron violador), de ese irreverente que se atrevió a penetrar recintos inexpugnables minados de calumnias y retorcidas interpretaciones. 
Por fortuna para sus lectores, pasada la página con que el rectificador salió del paso sin rectificar absolutamente nada, Samper, dueño de esa ironía que la Real Academia define como “figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice”, confirma que él como los bravos toros que tanto gustan a su padre no se raja ante el castigo. De qué manera respondió en la muleta hasta encontrar el hoyo de las agujas por donde mandó el estoque hasta la empuñadura. 
Las orejas que Daniel cortó en la reciente faena, de paso le licencian para que en comparsa con esa pléyade de prospectos ávidos por “volver trizas los acuerdos de La Habana”, junto con el monseñor destituido, con el leal exembajador, y ahora con el expresidente conservador, conforme un inmejorable cartel de aspirantes a tan codiciada escogencia: “Quién quita que termine siendo yo mismo: ‘el que diga Uribe’”… 
Ciertamente que el ocupante de la última página que muchos preferimos abrir de primera muestra su decisión de continuar acicateando a esa especie de logia, que borracha de fanatismo ni siquiera lo vio cuando en compañía de Vladdo marchó por la Séptima. A las voces mayoritarias del periodismo que entendiendo su trascendencia con toda razón y lógica se sitúan al lado del proceso de paz, nadie ni nada podía quitarles la dosis de humor fino que de tan buena manera interpreta la idiosincrasia colombiana.
Vicente Apráez Apráez 
Bogotá

Catástrofe nuclear
Preocupante el informe sobre la posibilidad de una confrontación bélica que reseña su artículo sobre los dos locos sueltos. Dios quiera que los gobernantes mundiales de turno no utilicen su arsenal nuclear como un recurso tosco y conductista, “como el garrote que se muestra a la bestia para que esta obedezca”, y se detengan a calcular las consecuencias catastróficas para la especie humana.
Dado el pulso en que se enfrascaron Estados Unidos y Corea del Norte, el incremento de decibeles en sus amenazas y el despliegue de operaciones militares, se puede gatillar en cualquier instante un ataque con armas de destrucción masiva. En esas condiciones, la seguridad global parece caer en picada frente a la posibilidad de una catástrofe nuclear.
Sergio Quiñones Rodríguez
Pasto

Propuesta dudosa
En la edición de SEMANA n.º 1841 El Ñoñomil, en el artículo ‘La semana de Peñalosa’, y con relación a lo bueno de sus realizaciones, si bien es cierto que Colombia debe mostrar solidaridad con los hermanos venezolanos, su propuesta de otorgar automáticamente la nacionalidad colombiana a todos los que lleguen tiene un tufillo de populismo, pues ni Colombia ni Bogotá en particular gozan de una situación tan boyante como para soportar tan solo a los retornados de origen colombiano allí calculados entre 1 y 3 millones (‘¿Romper con Maduro?’ en el mismo número); y al tenor de ello podríamos tener una situación complicada. Ofrecerles en la capital vivienda, salud, educación y alimentación gratuita y además aducir que no tendríamos problema presupuestal en Bogotá es aplicar la misma receta populista del chavismo.
Si bien es cierto que Bogotá es una capital cosmopolita, ello no puede hacernos creer que la economía informal que tal medida desencadenaría sería fuente de muchos problemas adicionales a los que ya tenemos en esa materia en la capital. Con semejante propuesta Peñalosa podría convertir al Palacio Liévano más bien en una agencia de Miraflores.
Mayo Monroy
Bogotá

Noticias Destacadas