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2 de septiembre de 2017

En cuatro escenarios
En SEMANA n.º 1842, León Valencia titula ‘Gran conejo a la paz y a los cambios políticos’. En cuatro escenarios narra el terrible fraude:
–En La Habana gobierno y Farc acuerdan vuelco a las instituciones electorales para modernizarlas, hacerlas transparentes e independientes. Se pretendía superar el señalamiento de los paracos cuando fueron al Congreso y acusaron a sus huéspedes de haber ayudado en las campañas al 66 por ciento de ellos. O el proceso 8000 que llevó a la cárcel a 61 congresistas.
–La Misión Electoral Especial, donde se destacan Alejandra Barrios (sociedad civil) y Elizabeth Ungar (Transparencia por Colombia), en un trabajo relevante propusieron: una Registraduría Nacional transformada y pulcra; corte electoral con dientes para defenderse la democracia; nuevo Consejo Electoral como suprema autoridad electoral; otras nuevas expresiones sociales para el fortalecimiento democrático.
–Con la presión de los actuales Re-gistraduría y Consejo de Estado, el gobierno reduce a un 20 por ciento las propuestas de la Misión Electoral citada. Apenas quedan las listas cerradas. Financiación de las campañas por el Estado y facultades policivas para el Consejo Electoral.
–Llega a la Cámara con el protagonismo de Cambio Radical de Rodrigo Lara, que en alianza macabra con el Centro Democrático dan entierro de tercera a las pocas ilusiones que nos quedaban de lo pactado, para lo político, en favor de la tan anhelada paz por parte de todos los colombianos de verdad... 
Fidel José Vanegas Cantor
Bogotá

Un gran líder espiritual
Reciban mis felicitaciones por el especial sobre la visita del papa Francisco a Colombia, publicación que circuló con la edición n.º 1843 de SEMANA. Al entregarnos ese documento de colección, excelente por su contenido y las imágenes que lo ilustran, ustedes interpretaron bien los sentimientos de la gran mayoría del pueblo colombiano que con júbilo se prepara para recibirlo. El santo padre es ante todo un gran líder espiritual del mundo, que con un mensaje franco y sencillo, fundado en su testimonio de vida, sigue iluminando el complejo camino de la humanidad. De nuevo, SEMANA se lució.
Carlos Julio Cuartas Chacón
Bogotá

Ha hecho metástasis
En relación con su artículo ‘¿Hacia una constituyente?’ (edición n.º 1842): la herida que le ha dejado a la corte el comportamiento de sus expresidentes es tan grande, que pareciera que ya nada flota de bueno en las instituciones del Estado. Que la corrupción haya llegado a la cima de la administración de Justicia, es lo más desalentador que una sociedad pueda experimentar.
Se dice que la corrupción ha hecho metástasis, pero esta ya es una frase que palidece frente a los últimos acontecimientos. No bastó una sociedad intoxicada por políticos corruptos para que ahora aparecieran sus jueces con igual calificativo. Pareciera entonces que en Colombia, en instituciones que son pilares de la democracia, hay más corrupción que en los entornos carcelarios.
Sin embargo, si bien los sondeos de opinión se inclinan por una reforma y que cualquier medida en dirección de acabar con esa abominación sería benéfica, que esa cruzada venga desde el Congreso y de manera coyuntural tampoco es bueno. Una constituyente tampoco es garantía de una reforma a la Justicia cuando el problema de base no es de instituciones, sino de personas.
Por otro lado, y para mayor decepción en la sociedad, los aforados actúan al margen de la Justicia, pues nadie los persigue y los juzga. En el caso del escándalo de corrupción nada pondrá contra las cuerdas a los expresidentes de la corte, más allá del reproche de la sociedad que ya los rotuló de corruptos.
Sergio Quiñones Rodríguez
Pasto

De Robledo para Caballero
Mucho me temo que su artículo en SEMANA (edición n.º 1842) se le chispotió, como diría el Chavo del Ocho. Porque se basa en apreciaciones no solo discutibles sino falsas y porque alegra a las cúpulas santistas y uribistas, que otra vez quieren ponernos a escoger entre el peor y el más malo.
Ello sucedería si en el Polo Democrático Alternativo le hacemos caso a su pedido de no tener candidato propio a la Presidencia. Aunque parezca mentira, lo que usted nos exige es que no aspiremos a gobernar, que al fin y al cabo es lo que busca toda agrupación política, sino que nos limitemos a criticar en el Congreso a los malos gobiernos. Así se condenaría al país a no cambiar nunca y a tener que pedirles a nuestros compatriotas que se acostumbren al atraso económico, al desempleo, al hambre y a la corrupción, entre otras lacras. Y engañaríamos a nuestros electores porque terminaríamos como los antiguos bufones, inofensivos para las tiranías que embellecieron con sus chistes flojos.
Es verdad que las cosas en Colombia están muy mal, pero que no lo ciegue el pesimismo. Porque este país sí tiene arreglo y no está condenado a ser gobernado hasta la eternidad por ‘los mismos con las mismas’, a quienes cada vez les creen menos sus astucias de polarizar de mala leche, acusándose mutuamente de ser el demonio mientras coinciden en casi todo lo principal.
Y menos en esta ocasión. Porque los colombianos estamos ‘mamados’ de los tantos males que aquejan a esta república de presidentes vitalicios y delfines en donde Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos, en medio de sus tejemanejes palaciegos, se arrogan el derecho a seguir mandando. Y porque al revés de lo que usted opina, estamos con Sergio Fajardo, Claudia López y Antonio Navarro –y con nuestras organizaciones– en la tarea de escoger un solo candidato capaz de derrotar a las candidaturas continuistas.
Anímese, Antonio; no le haga caso al sectarismo de sus malos consejeros, que todo indica que pertenecen al curubito del santismo, y ponga su pluma al servicio de derrotar una amenaza real: que Colombia retroceda a los tiempos de la muy dañina hegemonía liberal-conservadora, pero a través del truco de hacerlo con nuevos nombres. 
Jorge Enrique Robledo, candidato presidencial del Polo Democrático Alternativo
Bogotá

El lastre que acompaña
A la excelente columna de Antonio Caballero en la edición n.º 1841 bajo el título ‘Weber y Goyeneche’, en la que expone sus brillantes razones en torno a la inutilidad de la aventura presidencial del senador Jorge Robledo, habría que agregar el lastre que acompaña al Polo Democrático no solo por su ineficiente gestión mientras estuvo en la Alcaldía de la capital, sino por su complicidad por acción u omisión en lo que dio en llamarse el carrusel de la contratación. Pero también porque tanto Robledo como la izquierda colombiana adolecen, como señala el periodista, de esa insoportable arrogancia sectaria de creerse la única opción política poseedora de la razón que jamás se rebaja a hacer autocrítica ni a aceptarla de los demás, y, como lo vemos en Bogotá, como partido de oposición pretende para tales fines torpedear la marcha de la Alcaldía actual por solo razones ideológicas y maniqueas. 
Una regia columna de Caballero Holguín, que quizá haga reflexionar a los electores del resto del país sobre la inconveniencia de seguir entregando en las encuestas presidenciales su simpatía por un candidato que como administrador público pasó por Bogotá más con pena que gloria, aunque Jorge Robledo en la actualidad como senador por esa colectividad no lo hizo tan mal.
Dalia Monroy 
Bogotá

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