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30 de septiembre de 2017

En aras del equilibrio
Como lector asiduo de esa revista deseo referirme al artículo ‘Pensiones: nuestra bomba atómica’, edición n.°1847. Dicho texto plantea una visión apocalíptica del sistema pensional colombiano en el que la existencia del régimen de prima media, se induce, es uno de los factores centrales. Sería imposible desconocer que al sistema pensional lo caracteriza la iniquidad, en tanto que sectores sociales privilegiados han promovido una institucionalidad que los beneficia. Sin embargo, la causa de esta situación no necesariamente es la existencia de un régimen público de pensiones como parece sentenciarse en el artículo, puesto que ellas son de otra naturaleza: son estructurales y corresponden a la profunda desigualdad y exclusión en las que un orden social, económico, político e institucional privilegia a unos sectores sociales y excluye a otros.
Los que ahorran en los fondos privados no son por definición tontos como podría pensarse. El traslado masivo hacia el fondo público tiene que ver con que la gente se percata de la inviabilidad del sistema privado para garantizarle una pensión digna. Hay que mirar la crisis pensional por la que está pasando Chile, de donde Colombia tomó el modelo (ver Informe de la Comisión Asesora de Pensiones de la CPC, Santiago, diciembre de 2016). El sistema privado no redistribuye el ingreso, lo concentra más; redistribuirlo implicaría ir contra su propia racionalidad.
Del artículo de SEMANA se deduce, entonces, un mensaje de fondo: que la única solución al problema es la total privatización de los fondos pensionales, una idea promovida por instituciones como Anif y Fedesarrollo, dos entidades privadas citadas como fuentes incontrastables. En el marco de la ciencia, no porque una institución considerada ‘prestigiosa’ en el imaginario social afirme algo significa necesariamente que es cierto, más aún cuando las citadas aquí representan los intereses de los fondos privados. Aquí la objetividad científica se enfrenta a un conflicto de intereses.
Por la equidad informativa, entonces, considero que SEMANA debe equilibrar la información, pues existen investigaciones académicas que controvierten con argumentos las posiciones de las agremiaciones mencionadas. Cito: “Este trabajo presenta un análisis crítico de los argumentos que se aducen contra el sistema público de pensiones (…) con ayuda de proyecciones razonables de algunos indicadores convencionales se muestra que los gritos de alarma de los economistas de Fedesarrollo y del BBVA no tienen sólidos fundamentos”. (Ver Martín & Ortiz, 2010, Revista de Economía Institucional, Vol. 12, n.° 22 disponible en versión digital).
SEMANA podría también indagar sobre el trabajo investigativo de carácter crítico de los académicos Óscar Rodríguez, Ester Salazar y César Giraldo (ver página Razón Pública). Es indispensable que los lectores tengan todos los elementos de juicio para que se formen una opinión no sesgada.
Álvaro Albán Moreno
Cali

Logro equívoco
En campaña mediática en SEMANA para los 150 años de la Universidad Nacional, en particular en el n.° 1846, en ninguna de las 16 páginas hay una sola palabra sobre el más equívoco ‘logro’ de la ‘Nacho’ en el campo del patrimonio arquitectónico: la destrucción caprichosa de la sede del Departamento de Arquitectura de la Facultad de Artes, (1961-64), obra del egresado de la UN Hernán Herrera Mendoza. La pregunta es ¿dónde, cómo y en qué condiciones funciona actualmente el Departamento de Arquitectura de la UN, dado que su sede quedó, desde hace unos 3 años, reducida a unos muñones de muros y montones de escombros? ¿Por qué no ha sido destruido también ese 75 por ciento de todos los edificios levantados en la sede bogotana de la UN, que fue condenado a muerte arquitectónica, junto con el desaparecido edificio 303 de la Facultad de Artes por el ingeniero Aycardi en 2014? ¿Sería esa una manera espectacular de celebrar los 150 años de la UN?
Germán Téllez Castañeda
Bogotá

Alimento espiritual
El artículo del columnista Antonio Caballero (SEMANA n.° 1845), con su acostumbrada óptica política, no logra distinguir que lo sucedido con la visita del papa Francisco a nuestro país fue un alimento espiritual para la inconformidad social, económica y política que vivimos los colombianos, más que un asunto de religiones y de poder.
Muchos fuimos los no creyentes (no católicos y sin religión profesa) que nos inspiramos con sus palabras y su actitud amorosa y que nos conectamos a todos aquellos sí católicos, cristianos o protestantes que pudieron superar sus diferencias dogmáticas para comulgar con un catecismo sencillo que aludió a principios espirituales del ser humano de todo tiempo y lugar. Ese es el gran acierto de este líder religioso: saber hablarle a la gente común y corriente y recordarle los lineamientos espirituales que todos reconocemos como ciertos. Eso fue lo que permitió su visita: una Colombia unida al poner a vibrar su corazón en una energía de unidad que requiere la búsqueda de la paz por medio de la reconciliación y la aceptación del otro.
Es cierto como apunta Caballero que los adictos a las drogas encuentran en la religión la manera de zafarse de esa adicción, según él, cayendo en la adicción a otra droga que es la religión. Pero es que todo adicto es un buscador, como somos todos los seres humanos, buscadores de verdades. Y quizás para muchos como él, la religión sea un distractor o una falsa verdad que otros -los pastores- aprovechan. Sin embargo, no hay que dejar de considerar esa adicción a una u otra droga como una señal de ese vacío espiritual que el mundo entero, no solo los colombianos, vive hoy en día.
Gracias a la visita del papa logramos revivir en nuestro interior verdades espirituales que nos hacen tanta falta.
Ma. Cristina Cuevas Mohr
San Andrés Isla

Frente a la artrosis
Es un placer enterarse de las tendencias actuales en su variada y estructurada revista. Su edición n.° 1843, en la sección Vida Moderna, desmitifica el oportuno tratamiento reciente que se le da a una lesión en la rodilla. Gracias a una investigación en el British Medical Journal (BMJ), se aclara que frente a la artrosis -dolor crónico y dificultad de movimiento en la rodilla–, que además incapacita a cualquier persona para vivir y aportar, no necesariamente la cirugía -incisiones en rodilla para introducir una microcámara para arreglar el problema– es la solución. Inclusive creer que la cirugía perse pueda resultar mejor que la fisioterapia es un error, no evita que el dolor reaparezca al año. Son caminos de sanación.
Fundamental siempre recordar que para hacer ejercicio hay que estar en forma, nunca al contrario, el proceso que requiere el visto bueno de un experto, pues debido a abusos y sobreesfuerzos para agilizar unos supuestos resultados aparentemente fabulosos pueden venir además lesiones incurables. Prudentemente hay que procurar regular el nivel de azúcar en la sangre, mantener un peso que no sobrecargue las rodillas -que no le duelan al caminar-, además de evitar movimientos repetitivos fuertes, como arrodillarse por periodos prolongados y/o con exceso de peso en los hombros.
El menisco, el disco y el cartílago de cada rodilla no son accesorios, son piezas esenciales para su correcto funcionamiento. A cuidarnos. Entre 4 y 5 millones de pesos es el costo de esta cirugía en Colombia, según el doctor Mauricio Serrato (director de Investigaciones en Coldeportes).
Es urgente integrar el deporte a la cultura con prudencia, continuidad y paciencia, apenas a la altura del club Ocde como indicador de cultura íntegra saludable. Es un problema mundial. Los galenos deben propender por evitar la obesidad en la población mundial desde ya.
Diego Casabianca Escallón
Bogotá

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