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"Qué nos íbamos a imaginar los que votamos por Moreno que iba a salir de semejante forma", Edmundo González, Bogotá.

1 de octubre de 2011

Semicivilizado

Desgarra el alma ver cómo aún encontramos niños en Colombia muriendo de física hambre y desnutrición, como lo muestra su artículo de la edición n.° 1534 y como lo hemos visto personalmente en algunos municipios como Buenaventura y Quibdó, mientras los alcaldes y gobernadores siguen gastando los recursos en cosas tan absurdas como ese arco de pésimo gusto, además, y que, según ellos, costó 2.550 millones de pesos, o en los conciertos de Wilfrido de 1.100 millones en Puerto Gaitán y en Buenaventura, donde miles de millones llegan por diferentes conceptos a las arcas de las poblaciones. Se siguen dando estas aberrantes situaciones que ningún colombiano puede justificar en un imaginario de país semicivilizado como el nuestro.

Felipe Bueno Angulo
Bogotá

 
La historia es correcta

En la última edición de la revista SEMANA, correspondiente al n.° 1533, en la sección especial Santander ‘Una industria que brilla’, aparece publicada una información extractada según cifras de la Cámara de Comercio de Bucaramanga que no corresponde con la realidad. Penagos Hermanos y Cía. Ltda. obtuvo ingresos totales por ventas para el año 2010 de 12.456 millones de pesos y ganancias netas por 513 millones de pesos. La información relacionada con la actividad económica y la historia de la compañía es correcta.

Reynaldo Carvajal Salamanca,
gerente
Bucaramanga

 
De mil cabezas

Sobre el artículo ‘Angelino el indomable’, de su edición n.° 1534, me permito comentarles lo siguiente. Con la Vicepresidencia, la Constitución del 91 lo que produjo fue un monstruo de mil cabezas, esta vez representado en Angelino Garzón, leviatán incontenible contra el que no se puede hacer nada porque la misma Carta lo protege, y en consecuencia, no tenemos sino que rezar para que el terrible engendro no crezca más como lo está haciendo y termine Colombia en un cataclismo político que no se sabe a dónde nos pueda conducir. Con la anterior figura del designado, no estaríamos con estas tan serias preocupaciones.

Aníbal Camelo Leaño
Bogotá

 
Crimen evitable

En la ‘Carta premonitoria’ de SEMANA
n.° 1533, se advierte con elemental sentido de justicia y defensa de los derechos humanos, que el lamentable crimen de Alfredo Correa de Andreis era perfectamente evitable, dado que la carta a quien fue dirigida era nada menos que al presidente de la Nación de entonces, quien a su vez nombró al “honorable y buen muchacho” Noguera en la dirección del DAS cuando ocurrieron los hechos. En la descripción de esta carta se manifiesta una indudable calidad humana con sentido de pertenencia y amor por su familia y de la sociedad que lo rodeó durante su fructífera vida. Personajes como Alfredo incitan a cuestionarse si existe algún tipo de justicia en Colombia, humana o divina, que sea capaz de prevenir la ocurrencia de estos actos tan mezquinos, salvajes, ignorantes y fuera de toda lógica humana. No me queda más que pensar que si este presidente leyó la carta (es muy probable que lo haya hecho) es corresponsable intelectual de la pérdida para la sociedad de un ser que seguramente tenía mucho más que aportar en beneficio de este país tan descuadernado.

José Benigno Morales A.
Neiva

 
Escándalos periódicos

Me refiero al Confidencial ‘Vio lo que venía’, de la edición n.° 1533 de SEMANA. Parece que a ustedes les echaron el mismo cuento que al presidente Santos y a su ministra de Educación: que las universidades con ánimo de lucro “revolucionaron favorablemente la educación en Brasil y en otros países”. ¿De dónde sacaron eso? Ni en Brasil, ni en México, ni en Perú, ni en Argentina han tenido impacto positivo esas universidades; menos aún en Chile, donde la ley las prohíbe, pero las han montado haciendo trampa públicamente. En los Estados Unidos, las actuaciones fraudulentas de las empresas holding de las universidades con ánimo de lucro (incluyendo a Kaplan, de
The Washington Post) generan escándalos periódicos. El presidente ha demostrado siempre ser persona sensata y no “librar batallas” por causas inconvenientes; en este caso, reconoció, ante el peso de los argumentos, que esa no era una buena idea: no vendría la deseada inversión; en cambio, se deterioraría más la calidad, se incrementaría la deserción y se legalizaría el engaño masivo a los más pobres.

Francisco Piedrahíta, rector de la Universidad Icesi
Cali


Un logo equivocado

N. de la R. En la edición n.° 1533 de SEMANA, salió por error un logotipo equivocado del Partido Integración Nacional (PIN). Con nuestras disculpas para esa agrupación política, nos permitimos repetir la imagen, esta vez correctamente.
 
Que al menos miren los papeles

Sobre su entrevista al cónsul de Estados Unidos (edición n.° 1534), le comento lo siguiente. Nosotros, al igual que muchos colombianos, hemos comprado un pin y llenado formularios esperando reunir los requisitos para la visa, nos hemos desplazado a Bogotá, con toda la ilusión, y hemos recibido un no rotundo en dos ocasiones. A uno lo deja perplejo cómo pueden pensar que si usted tiene un negocio del que dependen cerca de cuarenta personas, su hija estudia en un buen colegio y tiene un nivel de vida relativamente bueno, tenga la intención de quedarse allá. Uno demuestra que toma vacaciones cada año, con la familia, y muchas veces por fuera del país; si fuera la intención de uno quedarse por fuera de Colombia, hay lugares mucho mejores para vivir que Estados Unidos. Ellos dicen que el documento se define en la entrevista con el cónsul, el cual, si está de buen humor, lo atiende bien; si no, de malas. Entonces uno se pregunta para qué tanto papeleo si ni siquiera se toman el trabajo de mirar una Cámara de Comercio, un historial crediticio, de comprobar si realmente existe o no la empresa que uno dice tener y qué tan afianzada está en el comercio, pues creo que nadie con cinco dedos de inteligencia va a dejar de vivir bien para ir a lavar platos allá.

Nosotros nos tomamos el trabajo de dejar una carta con nuestro descontento, y que nuestro único interés era que nuestra hija conociera Disney. Pero aún esperamos alguna respuesta.

Lorena Hurtado
Popayán

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