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"Dios quiera que Petro recapacite y salve la ciudad", María del Carmen González, Bogotá

23 de junio de 2012

No fueron capaces

El alcalde Petro y las anteriores alcaldías del Polo no fueron capaces con la ciudad de Bogotá (SEMANA n.° 1572). Es muy triste ver la situación de la ciudad en la actualidad: postrada, con trancones interminables, con las peores condiciones en materia de infraestructura vial del país, con las peores condiciones de vida y medio ambientales del país, estancada, con una inseguridad rampante. Es decepcionante ver que nuestra capital no presenta un nivel de desarrollo adecuado que permita alcanzar los niveles de una ciudad promedio de un país desarrollado, sin metro ni con un sistema de transporte efectivo. Por ello se hace indispensable que para las próximas elecciones los ciudadanos elijan a un mandatario ejecutor de una política pública que permita alcanzar altos niveles de desarrollo para nuestra querida capital de la república.

Óscar Alonso Giraldo Rodríguez
Manizales

‘Tsunami’ social

No soy taurino ni antitaurino, pero la decisión del alcalde Petro de dar por terminado unilateralmente el contrato con la Corporación Taurina de Bogotá, y por ende acabar con las corridas de toros en la capital, (SEMANA n.° 1572) es una muestra más de su poquísimo sentido social y de su populismo exacerbado. ¿Ha pensado el alcalde en el tsunami social que su medida conlleva? ¿Qué va a pasar con los miles de trabajadores cuya vida y la de sus familias dependen exclusivamente de esa actividad? ¿Qué pasará con toda la infraestructura productiva colateral y con sus empleados? En un país con altos índices de desempleo y de carencia de oportunidades, ¿qué va a pasar con esos miles de nuevos desempleados? ¿Los dejarán a su suerte para que aumenten los desplazados en los semáforos de la ciudad? ¿Subirán entonces los índices de criminalidad? ¿Más robos y atracos? ¿Más delincuencia? Si no ha podido con la seguridad, con la movilidad, con la infraestructura vial, ¿de qué manera pretende resolver el grave problema que se avecina? No hay derecho a tan burda e inconsciente improvisación.

Guillermo Orjuela Bermeo
Bogotá

Ninguna de las dos

Los felicito por su revista, de la cual soy suscriptor hace muchos años, y les confieso que uno de los mejores momentos de la semana es cuando recibo la revista y la disfruto. El alcalde de Bogotá busca desestimular y, con el tiempo, eliminar las corridas de toros con el fin de evitar el sufrimiento del pobre animal. Nada más contrario a la realidad. Si se suprimen las corridas, la única victima es el toro. ¿Quién tendría en sus predios un animal tan peligroso? Quizás alguna universidad para mantener esta genética, en mi concepto desaparece de la faz de la tierra. ¿Para qué sirve un toro de lidia? Solo para morir en la arena, pero viéndolo bien no es tan malo, un novillo de carne vive más o menos tres años y lo sacrifican con toda consideración; en cambio, el toro vive cinco años y le toca una agonía de media hora. Vivir un 66 por ciento más por una muerte dura es un negocio que muchos aceptaríamos. Lo mismo sucede con los gallos de pelea. Aclaración, no me gusta ninguna de las dos.

Sergio Mejía Uribe
Medellín

Muchas gracias

Disfruto estar al tanto de lo que pasa en Colombia gracias a la información que recibo en SEMANA. Desde Miami les agradezco el servicio que ustedes eficazmente proveen. Cordial saludo.

Mauricio Bohmer
Miami (Estados Unidos)

Irreemplazable

Fascinante, por decir lo menos, ‘Los 10 momentos más difíciles del general Naranjo’, (SEMANA n.° 1571). A pesar de no guardar un orden cronológico sus relatos, no solo muestran la faceta de hombre valiente y corajudo, si no que lo hace en un lenguaje sencillo y fluido. Soy de los que piensan que hombres de su talante y valentía nunca deberían retirarse de sus cargos. ¡Son irreemplazables! Así como no habrá otro Pibe Valderrama en el fútbol colombiano, otro Gaitán en la política nacional, otro Gabo en la literatura, otro Juan Pablo II en el catolicismo, no habrá otro Óscar Naranjo en la Policía Nacional. Estos héroes que enaltecen el gentilicio de colombiano los deberían clonar para que las próximas generaciones tengan la satisfacción y el placer de tenerlos como sus dignos representantes, así como nos correspondió tenerlos a nosotros. ¡Mil gracias, general Naranjo! Disfrute su merecido descanso y que Dios le otorgue larga vida.

Silvio Montaño Arango
Medellín

 
Desazón con obama

Cordial saludo. Comparto plenamente la desazón producida por la presidencia de Barack Obama, a quien el columnista Antonio Caballero (SEMANA n.° 1572) califica de “mediocre” y “continuista”, pese a “las inmensas esperanzas que supo despertar con su admirable retórica durante su (primera) campaña electoral”. Pero también comparto la preocupación del columnista sobre el hecho de que Mitt Romney llegue a la Casa Blanca porque representa lo más conservador de la sociedad norteamericana y, efectivamente, “sería un retroceso hacia el abismo”. Si Obama no se compromete y, sobre todo, tiene la firme intención de realizar un verdadero “cambio” –como el que proclamó con bombos y platillos en su primera campaña– su suerte electoral estará echada y, para desgracia de los norteamericanos y del mundo entero, la ‘caverna’ volverá a dirigir la nación más poderosa del planeta.

Juan Manuel Jaramillo Uribe
Manizales

Auguro más ‘glamour’ que condena

A su pregunta “¿Serán los personajes de Galán y Cano tan atractivos?” (SEMANA n.° 1570) presagio un ‘no’ rotundo. Si su intención fuese esa, ¿por qué no narrar la vida y obra de Luis Carlos como un hombre que dio su vida por los ideales? ¿O la de Cano como un hombre que defendió la verdad y no se dejó callar por el terror de los violentos ni sus dólares? ¿Por qué no dejar en segundo plano a Pablo y mostrar que gracias a este personaje este país no dio un giro total, como pudo haberlo hecho si Galán hubiese sido presidente? Este modelo de novelas sigue narrando las historias a partir de los victimarios, siguen haciendo una apología al crimen, y como lo describe Rincón, Escobar no quedará como el “villano que es, sino como alguien con ingenuidad”.

Jaime Andrés Figueroa A.
Manizales

No solo en Bogotá

En las notas Confidenciales de la edición de SEMANA n.° 1571 se comenta que “el número de profesores con doctorado en las universidades colombianas ha aumentado considerablemente en los últimos años”. Sin embargo, solamente se suministra información de universidades de la capital del país, sin mencionar que en otras ciudades y regiones también hay universidades con tamaño y desarrollo importantes. Es el caso de las universidades de Antioquia y del Valle, que se encuentran a nivel de la Universidad de los Andes al contar con más de 300 profesores con doctorado, y muy próximas a la Universidad Nacional en todas sus sedes en cuanto a la proporción de los doctores en la planta profesoral (cercanos al 35 por ciento). Conviene, pues, completar el mapa del país para ilustrar fenómenos tan importantes como este, que es un factor clave para la investigación, la innovación y la formación de alta calidad, y además para avanzar en la consolidación de unas universidades reconocidas a nivel internacional.

Jairo Humberto Restrepo Zea
Medellín

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