Cartas

Estudiar periodismo

Llevo dos años leyendo semana gracias a la suscripción de mi familia. Cada vez que llega trato de ‘comérmela’, como digo yo, de principio a fin. Normalmente publican comentarios de la generación de adultos, participantes en la vida democrática del país, pero esta vez les escribe una adolescente que les agradece por participar con su prensa comprometida en la formación de una nueva generación de dirigentes. Una que debe impulsar a crear una renovación transparente de las instituciones. Finalmente, quiero reconocer la gran influencia que tienen en mi formación crítica y en mi ánimo, desde hace algunos unos meses, para empezar a estudiar periodismo para, algún día, hacer parte de una institución tan importante como lo es la suya para nuestro país.

Luisa García
Yopal

Los votos en el exterior

Hoy leo con beneplácito el reportaje ‘¿El nuevo libertador?’ publicado en la edición 1584, y siento recompensada la inversión de mi suscripción a SEMANA gracias a este artículo impecablemente escrito y con una visión realista de lo que ocurre en Venezuela frente al proceso electoral presidencial que se avecina.

Quiero agregar un punto que no fue abordado, pero que da para un nuevo reportaje, y se trata de los votos en el exterior; somos más de un millón los venezolanos que residimos en Bogotá, muchos votamos aquí y lo haremos con toda la responsabilidad del caso. Pero no solo eso, sino que en líneas generales, somos muchos los exiliados que sumaremos votos en favor de un cambio tan anhelado, porque la patria también duele desde el extranjero.

Gracias por hacer que mi día iniciara con buen pie al leer este artículo, que de seguro tendrá una segunda parte después del 7 de Octubre.

Juan José González, periodista y fan de SEMANA
Bogotá

Los ‘spoilers’

Las críticas sobre el proceso de paz, que ustedes han tratado en varias ediciones, provienen no solo de un amplio sector de la sociedad organizado alrededor de una persona o un grupo político, sino también de ciudadanos del común que luego de responder con un sí a las encuestas sobre la búsqueda de la paz, empiezan a comprender las verdaderas consecuencias de una negociación. Algunos medios han dado por graduar como ‘spoilers’ (saboteadores de la paz) a los miembros del Puro Centro Democrático, a las asociaciones de retirados de las Fuerzas Militares,  a los representantes de gremios y organizaciones sociales. Lo cierto es que ningún colombiano, con algo de sentido común, se opone al deseo de alcanzar la paz, aún si ella es parcelada.

Lo que genera en realidad gran inquietud son esas prenegociaciones y acuerdos secretos, de los cuales se desconocen sus alcances, que permitieron elaborar una hoja de ruta de la que no se sabe exactamente quienes son los destinatarios. La sociedad colombiana debe sentirse representada ampliamente, no solo por sectores de izquierda radical, sino por todos aquellos actores clave aplicando el principio de ‘inclusión suficiente’, recomendado por el experto catalán Vicenç Fisas. De ser ignorados esos sectores y despreciadas las demandas de justicia, el proceso podría derivar en peores males de los que pretende solucionar.

Capitán (r ) César Augusto Castaño
Bogotá

Muy tropical

Sin ni siquiera haber firmado un acuerdo, los congresistas parecieran correr desesperadamente para otorgar a los guerrilleros toda suerte de beneficios: participación política, empleo, subsidios diversos, amnistía, etcétera. El fiscal general incluso afirma que los guerrilleros podrían no pagar un solo día de cárcel. Los medios por su parte tienden a presentar el diálogo (o el monólogo) como si fuera el final y no el comienzo. Y como si fuera poco SEMANA (edición No. 1584) presenta en la portada la foto del Presidente con la de Timochenko (un alias), como si este último también fuera un jefe de estado. Será sin duda otro proceso de paz muy tropical con conjunto vallenato, guayaberas, divas, chivas y mariachis.

Mairo Monroy
Bogotá

Irreverente e indignante

La posición de las procuradoras delegadas Ilva Myriam Hoyos y María Eugenia Carreño, (SEMANA No. 1585) me parece irresponsable, irreverente e indignante, ya que están poniendo por encima de los derechos constitucionales fundamentales de los ciudadanos sus intereses personales y políticos. Que renuncien resulta lógico por que sus posiciones van en contravía con la Constitución, y por ello debe ponerse en duda si son en verdad importantes. Resulta evidente que no están capacitadas para representar los intereses de la sociedad, que por ser de carácter general, priman sobre los individuales. Sabiendo cúal es su manera de pensar - al igual que la del Procurador Ordóñez -, resulta llamativo que gente como ellas estén desempeñando un cargo público. Se observa que a estas personas los derechos constitucionales no les interesan y menos acatar las órdenes de la Corte Constitucional.

Gabriel Armando González García
Villavicencio