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"Estamos sobrecogidos, no lo alcanzábamos a imaginar...", Emilio Zapata, Bogotá.

8 de junio de 2013

Sensibilidad y valentía

La labor que hace la revista con su edición especial (n.° 1622) y con el programa de ayer por la televisión nacional para darles voz a las víctimas de nuestro atribulado país es una expresión de sensibilidad y valentía. El profesionalismo con el cual se aborda un tema de tal magnitud y significación en esta etapa que recorremos contribuye a romper indiferencias, a dar contextos múltiples necesarios para asumir las responsabilidades que a todos nos toca y claro está, para romper la inercia y generar un ambiente propicio al reconocimiento del otro, un paso fundamental en ese largo camino que debemos recorrer para vivir civilizadamente. 
Sé que muchas personas participan en un propósito como el que han emprendido. Por favor hagan llegar a sus colaboradores mi sentimiento de admiración y respeto.

Carlos A. Escobar Arango
Medellín

¿Hasta cuándo?

Al mirar la portada de la edición n.° 1622 el corazón de cualquier persona se encoge. Y se encoge de tristeza, de impotencia, de dolor. Y me pregunto: ¿Hasta cuándo? ¡Por Dios! ¿Hasta cuándo los colombianos vamos a tener que resistir tanto dolor? ¿Hasta cuándo seremos capaces de no asumir el sufrimiento de tantas y tantas madres que en Colombia sufren no solo el dolor de tener a sus hijos secuestrados sino que tampoco saben si están vivos o muertos, de tantas viudas, tantas hermanas embarazadas por personas en conflicto que les prohíben hasta ser amigos de sus propios amigos en pueblos dejados de la mano de Dios, en donde orinarse en la calle es cuestión de hombría? ¿Hasta dónde un procurador es capaz de violar la ley que juró respetar prohibiéndoles a las niñas embarazadas por la violencia ser dueñas de su propio cuerpo? 

¿Hasta cuándo los periodistas van a permitir que se les coarte su derecho a informar y tengan, junto con los funcionarios de la Dian, que salir huyendo del país para salvar sus propias vidas? Dolor es el enfrentamiento que hacemos con una realidad que se nos atraviesa y que no nos deja vivir en paz. El valor que le demos a esta realidad nos da la medida del sufrimiento. Pero... ¿Cómo no dolernos Colombia? ¿Cómo podemos ser tan indolentes de festejar, de celebrar, de conmemorar ante tanto dolor? ¿Ante tanto sufrimiento? ¿Dónde está el vicepresidente?

Helí Barba Molina
Piedecuesta

Un proceso complejo

El motivo de esta carta es, en primer lugar, expresar mis opiniones positivas sobre el artículo en la edición n.° 1622 ‘Lo que se gana en la Ocde’. Deseo resaltar varios puntos. 
En mi opinión, la ortodoxia de la Ocde representa algunos obstáculos. Considero que una de estas áreas es el derecho laboral en Colombia. Nuestro país se encuentra con una gran necesidad de legislación y de procesos de concertación que permitan un mayor nivel de representación, organización y protección sindical y laboral.

Aquello posiblemente constituye un obstáculo para los intereses comerciales y la ortodoxia económica de la Ocde y sus miembros, a tal punto que los derechos humanos y laborales podrían sufrir un retroceso en Colombia, en aras de atraer inversión y priorizar los procedimientos operativos y los principios organizacionales de la Ocde. 

Otra área de interés sería el gasto público y la protección social. La realidad de nuestro país muestra niveles alarmantes de desempleo y estándares de vida, lo cual amerita un incremento en el gasto público, particularmente en proyectos de protección social. Igualmente, la infraestructura necesita una inversión pública significativa. Precisamente algo que la ortodoxia económica de la Ocde encuentra problemático. 

Lo último que quisiera mencionar es el proceso de toma de decisiones de la Ocde. Existe un interrogante en cuanto a qué tan inmersa estaría Colombia en ese proceso, y el peso que podría tener como miembro nuevo en desarrollo. Un vasto cuerpo de evidencia deja claro el nivel de exclusión que sufre este tipo de países en las organizaciones económicas internacionales, lo cual conduce a pensar que, en la Ocde, la apuesta de entrada puede ser alta y la apertura del foro discutible. 

Álex Camilo Durán Montaño
Bogotá

Renovación y cambio

El mejor aporte al progreso de Colombia son las fantásticas ‘100 ideas que cambian el mundo’ del n.° 1621 de la edición SEMANA Sostenible, para que las ejecuten los educadores, líderes sociales, políticos, entidades públicas y privadas, etcétera. “Tú puedes comenzar el cambio”, para “superar tu situación de extrema pobreza” e impulsar la renovación de mentalidad de las generaciones del futuro.

León Valencia en su columna: ‘Santos Calderón versus Santos Calderón’, toca una realidad que se replica en las regiones, siempre los mismos ‘salvadores de la patria’, quienes cobijados en el partidismo político opacan mentes preclaras, servidores inteligentes y honestos e impulsores del desarrollo local. ¿Acaso es solución para la pobreza y exclusión la continuidad de los iluminados a nivel continental? 

Bernardo Andrade Tapia
Ipiales

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