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CON JUSTICIA INDISCUTIBLE

30 de noviembre de 1998

SEMANA, en la edición #858 del mes de octubre al señalar las 15 personalidades colombianas del siglo XX, dejó por puertas algunos nombres que tienen méritos más que suficientes para aparecer en dicha lista. Más aún, hay algunos personajes cuya ausencia no puede pasarse por alto, habida cuenta de lo que significa la revista SEMANA para la opinión. Con justicia indiscutible ustedes incluyeron al presidente y jefe del conservatismo Laureano Gómez, pero sorprenden la ausencia del presidente liberal Enrique Olaya Herrera del gobierno de la Concordia Nacional, como la notoria del doctor Mariano Ospina Pérez sobre la cual su columnista Osuna en artículo aparecido el mismo día de la mencionada publicación se refirió en forma oportuna. El presidente Ospina Pérez no solo fue el héroe del 9 de abril de 1948, que dominó con valor admirable la rebelión en momentos de confusión, gracias al entendimiento logrado en el Gobierno de Unión Nacional que presidió con la colaboración de destacados líderes del liberalismo, superando una de las crisis políticas más profundas vividas por el país en este siglo. Su acción en la vida política nacional fue muy creativa por las entidades que organizó y administró. Su proyección política durante más de 30 años fue de gran influencia no solo cuando estuvo al frente del Estado sino después como uno de los artífices y sostenedores de los gobiernos del Frente Nacional. En el último cuarto de siglo la acción política del presidente Misael Pastrana Borrero fue también de gran trascendencia por su obra progresista de gobierno y su entereza moral. En una etapa en que la crisis del narcotráfico se arraigó con profunda gravedad el ex presidente Pastrana fue líder destacado de la política contra los gobiernos contemporizadores de este mal. En contraste, sorprende que entre los nombres de los 15 escogidos aparezca Pablo Escobar, quien participó en forma definitiva en el montaje de la mafia de la droga, que tantos males ha ocasionado. En el presente siglo hay dos etapas que han marcado la vida nacional bajo el signo de "prosperidades desperdiciadas": la primera fue la "prosperidad a debe" que le endilgó al último gobierno de la mal llamada Hegemonía Conservadora del doctor Alfonso López Pumarejo. Curiosamente al final del siglo, al término de los gobiernos de sucesivas administraciones liberales el país está viviendo bajo el influjo de una "prosperidad narcotizada". Rodrigo Llorente M. Bogotá

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