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Contra grandes males...

Si consideramos el dolor sufrido por los familiares de los muertos y heridos en la explosión de las cuatro bombas,

Hernán Echavarría Olózaga
16 de julio de 2001

Si consideramos el dolor sufrido por los familiares de los muertos y heridos en la explosión de las cuatro bombas, que gente sin compasión por sus semejantes colocaron recientemente en nuestras ciudades (SEMANA #996), nos sorprende la poca severidad de las penas con que nuestras leyes castigan estos delitos. Diez o 20 años de cárcel, teniendo en cuenta las considerables rebajas, no es nada. Y la pena de uno a cuatro años por transportar explosivos, según el artículo 201 del C.P. es ridícula. El que los transporta es porque los va a usar o a facilitar su uso, luego la pena debería ser de 30 ó 40 años.

Hace algún tiempo el gobierno estuvo ofreciendo por televisión recompensas al que diera información que condujera a la captura de los jefes guerrilleros. ¿No sería más natural que ahora, abocados como estamos a la ocurrencia frecuente de estas tragedias, el gobierno ofreciera grandes recompensas a quienes dieran información sobre la existencia de explosivos? Y que se penalizara con 30 ó 40 años al que los tenga en su poder. Una ley que no penalice severamente al que tiene en su poder explosivos suficientes para causar tragedias como las que hemos visto en Colombia, es una ley introducida por gente que no tiene conciencia o entendimiento.

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