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DE FABIO PUYO

26 de mayo de 1997

1.No soy fugitivo de la justicia por la sencilla razón de que nunca me he fugado. En agosto de 1994 y sin que tuviera manera de conocer auto de detención en mi contra, salí por tercera vez en el año de Colombia hacia los Estados Unidos, con visa de trabajo de ese país, por el aeropuerto Eldorado, según debe aparecer en los registros de emigración ¿Es esto una fuga?
2. En mayo de 1992, siete años después de haber salido de la Empresa de Energía, el presidente Gaviria, por televisión, me acusó de enriquecimiento ilícito con motivo del apagón que sufría el país. ¡Insólita forma de iniciar un proceso penal con condena anticipada! Ello derivó en una reiterada persecución política y amenazas por parte de la guerrilla, lo que determinó mi decisión de vivir en el exterior.
3. De otra parte, fui absuelto por el cargo de peculado, del que, en este caso, el enriquecimiento ilícito es delito subsidiario (no podía existir el segundo sin el primero), a pesar de lo cual se continuó el juicio mencionado en esa revista.
4. Las irregularidades y anomalías de tal proceso son innumerables. Sin embargo y a manera de ejemplo, señalo que los peritos contables, base de cualquier juicio por enriquecimiento ilícito, son funcionarios del Estado en lugar de ser peritos imparciales. ¿Qué tal que contrario sensu, el acusado pudiera designar peritos empleados suyos? Es más, cuando se reclamó al respecto, fueron nombrados peritos de la Fiscalía, quienes prácticamente desecharon los cargos contra mí y quizás por ello su peritazgo fue desestimado.
5. En estas circunstancias y ante la parcialidad de los medios de comunicación, ¿puede haber un juicio justo? Fabio Puyo Vasco Miami

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