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De Fedegán

15 de diciembre de 2007

Cuando el titular de nuestros medios sea: ‘Por fin la paz’, el país sentirá que sucedió algo deseable: habrá llegado el final de los años de violencia y sufrimiento. Qué mejor manera de expresar el significado de la locución “por fin”.

Cuando un titular reza ‘Por fin los ganaderos’, refiriéndose al llamado a indagatoria de dos personas específicas, la sensación es la misma, pero cargada de un componente de morbosa sugerencia que irrespeta a los ganaderos colombianos. Al margen de las responsabilidades individuales, ¿por qué la generalización hacia los “ganaderos”? ¿Acaso se insinúa como deseable que todos ellos comparezcan ante la justicia? ¿Quién lo desea?

La ganadería cobija a cerca de 500.000 productores, de los cuales algo más de 400.000 poseen menos de 50 animales. Son colombianos atados al trabajo del campo, en medio de condiciones de abandono institucional, de pobreza y de violencia. Miles de los nuestros han sido secuestrados y asesinados, desde Oliverio Lara, en el año 1965. Y, desde entonces, el campo se convirtió en escenario de terror y de zozobra, en medio de la indiferencia de una sociedad cómplice por la omisión de su silencio.

El gremio ganadero sobrevivió. Pero, además, ha sido el único que, valerosamente, asumió la responsabilidad colectiva frente al nacimiento de movimientos de autodefensa, promovidos inicialmente por el Estado mismo; responsabilidad eludida una vez más por el resto de la sociedad de manera silenciosa.
Las palabras comprometen. Las palabras encumbran o proscriben, pero nunca son indiferentes. Por ello, con el respeto que profeso a la labor del comunicador, que también fue mi labor, tengo que rechazar el mencionado titular, como rechazaré toda ofensa hacia el gremio ganadero que me honro en representar.
 
José Félix Lafaurie, Presidente ejecutivo de Fedegán
Bogotá

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