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Del Contralor General*

En su columna ‘Un hombre equivocado’ —edición #994 de Semana— se refiere María Isabel Rueda a varios puntos del

Carlos Ossa Escobar, contralor general de la República
9 de julio de 2001

En su columna ‘Un hombre equivocado’ —edición #994 de Semana— se refiere María Isabel Rueda a varios puntos del debate en el que participé el 16 de mayo por citación del representante Basilio Villamizar, al tiempo que presenta su interpretación de algunos datos. Es posible que ese día la columnista sólo haya tenido la oportunidad de escuchar la intervención del doctor Villamizar ante la Cámara y que mi exposición —en la que refuté cada uno de los puntos centrales del cuestionario— no gozara de ese privilegio. El doctor Basilio usó a su antojo el Informe de la Auditoría, y ella, a su vez, se basó en la intervención de éste. Una coincidencia que raras veces se da. Lástima que no haya escuchado las apreciaciones de cerca de 15 representantes (de los más respetados: Navarro, Velasco, Petro, Vives, Oscar Darío Pérez, Amador, entre otros) en el debate, francamente diferentes a las del doctor Basilio. Permítanme comentarles o aclararles, punto por punto, las aseveraciones del artículo.

La prueba “reina” de la ineficiencia de la Contraloría, el “descubrimiento” del ex auditor según el cual “por cada millón que la Contraloría recupera, se van 126 millones de pesos en gastos de funcionamiento” es un caso flagrante de deshonestidad intelectual de quien hizo el “indicador”. Los retornos a la Nación por parte de las Contralorías no son sólo las sumas recuperadas por jurisdicción coactiva, sin duda históricamente bajas. Hay unos retornos más importantes: i) los del control persuasivo, cuando por la acción de la Contraloría los contratistas terminan las obras. ii) los del ahorro en la gestión de las entidades por efecto de las recomendaciones y advertencias de las auditorías.

Austeridad Para abreviar, me permito adjuntarle copia de la certificación de ahorro presupuestal de la Contraloría en esta administración, que suma 6.689 millones de pesos —a abril de 2001—.

Servicios personales indirectos o ”nómina paralela”. La planta se disminuyó en 1.500 cargos por la reestructuración, para la cual se vinculó durante más de un año, por “nómina paralela”, a un grupo de asesores calificados. Los funcionarios de planta no eran los más indicados para diseñar la reestructuración. También contratamos por honorarios las cinco crónicas sobre grandes casos de corrupción investigados. Y sí, hemos tenido que contratar a diseñadores gráficos. A la larga es más barato que por planta. ¿Le parece muy grave?

Auditoría externa. Estos dos contratos son, ni más ni menos, los de las auditorías privadas a Senado y Cámara, que tuvieron el visto bueno del Consejo de Estado —en un trámite de ley—.

Inglés básico. No quisiera entenderle que le parece cuestionable que el Estado —o la Contraloría— procure elevar la competitividad de sus funcionarios. No es generosidad, es política de capacitación, y no ha tenido el alcance deseable por falta de recursos.

Capacitación en técnicas de pintura antigua y tapices decorativos. Esta fue una mala idea que nunca se realizó.

Capacitación a directivos en redacción y estilo. En este punto quisiera aclarar dos cosas: i) la asesoría en cuestión contemplaba la edición de la revista Gestión Fiscal y ii) adicionalmente a esto, se incluyó la capacitación en redacción y estilo para los funcionarios.

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