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DEL VICEPRESIDENTE BELL

2 de agosto de 1999

No acostumbro rectificar las imprecisiones en que suelen incurrir algunos medios de
comunicación sobre las actividades que realizo, o no realizo, las cosas que digo o no digo.
No obstante, en esta ocasión me veo en la obligación de dirigirme a ustedes para hacerles unos comentarios
en relación con la nota titulada 'Caprichoso' aparecida en la sección 'Confidenciales' de su edición #894. Es
esta la segunda vez que su revista afirma que a mí no me gusta la oficina de la vicepresidencia, y que
condiciono la utilización de la misma a que se modifique a mis gustos y exigencias. (Ver la nota 'El
dilema del vice', en la edición #884).
Esas aseveraciones no son ciertas sencillamente porque no se ajustan a la realidad. Jamás he
manifestado que no me guste la oficina. Por el contrario, todas las personas que han tenido la oportunidad
de conocer sus instalaciones pueden dar testimonio de mis expresiones de conformidad con la misma y de
mis apreciaciones sobre la elegancia y sobriedad de su decoración.
De otro lado, quiero precisarle que la señora Alicia Bickenbach de Puyana nunca ha actuado como asesora
de la decoración de las oficinas de la vicepresidencia. En los primeros días de mi traslado visitó dichas
instalaciones y coincidió conmigo en sugerir la reubicación de un mueble, sugerencia que se llevó a cabo
con mi consentimiento.
Gustavo Bell Lemus, vicepresidente de la República
Bogotá

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