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Dolorosos estragos

23 de junio de 2007


Con relevantes informes y reportajes, SEMANA continúa dando cuenta al país sobre los dolorosos estragos de la narco-para-política; documentos que, por sí solos, representan una antología de la infamia. Así mismo, con la acertada publicación de testimonios de oscuros personajes que –¡vaya paradoja!– podrían resultar más esclarecedores que las cínicas y embozadas ‘confesiones’ de los usuarios de la Ley de Justicia y Paz. Tal es el caso de las impresionantes revelaciones del prófugo extraditable Fabio Ochoa Vasco (SEMANA, edición #1311), quien afirmó conocer en detalle cómo los criminales señores de Ralito, durante las conversaciones de paz, y desde el teatro mismo de negociación, violaron los acuerdos al traficar con cocaína y armas, y financiar con millones de dólares la votación en el nivel regional, y en forma masiva, para la reelección del presidente Uribe. Con el asunto Ochoa Vasco se infiere que la Fiscalía General está ad portas de un reto aun mayor, pues no hay duda de que seguirán surgiendo las infaltables vendettas interior de la mafia narcoparamilitar. El país, sumergido entre las constantes y densas brumas de origen palaciego, seguirá anhelando que la justicia humana pueda finalmente vislumbrar el camino que conduzca a establecer cuáles fueron los verdaderos poderes ocultos que ungieron la paternidad ideológica y política del engendro demoníaco llamado pomposamente “refundación de la patria”, apadrinado en forma colegiada y secreta por quienes ayer fueran arrogantes y encumbrados jefes regionales del hoy no tan inmaculado uribismo.

Ramón Francisco García Sánchez
Bogotá

 
 

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