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El cáncer de la politiquería

Guillermo Orjuela B.<br>Bogotá
12 de febrero de 2006

Quisiera resaltar la calidad, la seriedad y la objetividad del artículo 'Nombramientos a la carrera', publicado en su edición #1.230 de noviembre 28. El cáncer de la politiquería, la improvisación y la corrupción, no ha podido ser erradicado de la Cancillería de Colombia por la sola razón de que no ha existido voluntad política para hacerlo. Todas las reformas que se han sucedido en los últimos 35 años han sido dirigidas al menoscabo y el deterioro de la incipiente carrera diplomática, ya que ésta representa un freno, un escollo, una talanquera para las apetencias inmoderadas de la clase política y dirigente del país. Es de resaltar que cada administración, bajo la máscara de profesionalizar la carrera, propone reformas que son peores que las anteriores y recurre a mecanismos más sofisticados y maquiavélicos para minar el verdadero desarrollo de una carrera diplomática seria, profesional y productiva. Los últimos nombramientos de un par de funcionarios de carrera, que han sido tomados por la propaganda oficial como muestra del compromiso de la administración con el fortalecimiento de la misma, no son sino sofismas de distracción en tiempos de campaña electoral. La carrera diplomática no podrá existir en Colombia mientras subsista un sistema cuya vida es la politiquería y la corrupción, dado que el servicio exterior no es más que la chequera de la administración para pagar sus deudas políticas. Mientras tanto, el prestigio y la imagen de Colombia declinan constantemente ante la comunidad internacional, a pesar también de la propaganda oficial que quiere mostrar para consumo interno lo contrario.

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