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El lenguaje es mágico

20 de septiembre de 2008

Fue por completo gratificante la entrada de María Jimena Duzán al equipo de SEMANA: la frescura, la profundidad y el análisis prudente de la realidad nacional. Pero (y, a Dios gracias, no faltarán peros que mejoren y engrandezcan a la periodista) en su artículo ‘¿Un país sin oposición?’ peca, quizá por pesimismo, cuando pinta al Partido Liberal, y desconocer mujeres de la talla de Piedad Córdoba o Cecilia López, por poner un ejemplo. Con ese aire triste, la lectura del PDA suena un poco ‘luchista’ cuando habla de reinvención; no porque no haya razones al argumentar la ‘mamertización’ del partido o porque las observaciones de unidad del ex alcalde sean fútiles; suena luchista porque, de todos los nombres de afiliados, al único que menciona es a Garzón y con esto el lenguaje es mágico: si no los nombras, parece que no existieran.
Así las cosas, pareciera como si el ideal de oposición fuera la unidad en torno a un líder, algo así como un reflejo perverso del modelo gobiernista. Las acciones de asociaciones civiles o gremiales (estudiantes, campesinos, obreros, sindicatos) quedan dependientes de una única unidad opositora que no refleja la diversidad que hay en el PDA o en el liberalismo, incluso en los partidos de coalición.
Siguiendo este argumento perverso, los investigadores de para-políticos son conspiradores, las ONG viven de petrodólares y, a fin de cuentas, todos somos títeres de fuerzas oscuras. ¿Será una lectura correcta?

Gabriel Rodríguez
Bogotá
 

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