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EN EJRCICIO DEL DERECHO DE REUNION

17 de junio de 1996

Contra mi política bien definida de no dirigirme a los medios de comunicación en procura de la rectificación de informaciones, como quiera que confío en la responsabilidad e idoneidad de los señores comunicadores, he resuelto quebrantar esa norma de conducta para referirme a la publicación aparecida en la edición #731 de SEMANA, correspondiente al 7 al 14 de mayo del año que corre, página 38, bajo el título 'El imperio contraataca'.1. Es cierto que el lunes 29 de abril de 1996, en ejercicio de los derechos constitucionales de reunión y libertad de expresión _de la misma manera como lo hacen los gremios económicos, los obispos, los periodistas, etc._, nos reunimos un grupo considerable y representativo de abogados que asistimos causas penales que cursan trámite ante la denominada justicia regional, secreta o sin rostro. 2. El motivo de la misma fue como cualquier ciudadano medianamente razonable y consciente de su encargo profesional se lo propondría meditar, discutir y formular alternativas, frente a la situación ignominiosa que atraviesa el derecho penal liberal o garantístico en Colombia, ante las frecuentes arremetidas de la Fiscalía General de la Nación contra derechos constitucionales fundamentales que amparan 'a todo ciudadano sin distinción o discriminación alguna', tales como el debido proceso, el derecho a la defensa material y técnica, la contradicción de la prueba, la doble instancia, la publicidad del proceso, el buen nombre, la honra y otros reiteradamente desconocidos y vulnerados por fiscales regionales delegados de muy escasa preparación jurídica y académica salvo muy contadas honrosas excepciones que contra conceptos elementales de derecho constitucional y penal, aplican retroactivamente la ley penal desfavorable, persisten en invertir la carga de la prueba, dan a dudosos informes de inteligencia valor de plena prueba, ceden a las presiones de los comandantes del CEC cuyas arbitrariedades cohonestan y avalan, irrespetan a los defensores en sus providencias, niegan el acceso oportuno de los abogados a los expedientes. En fin, el tema a tratar fue: cuál el papel del defensor frente a unos procesos penales conducidos por la Fiscalía General, a través de la extraña justicia secreta o sin rostro, que desbordó no solamente la legalidad, sino la constitucionalidad e hizo de los abogados convidados de piedra, avalistas de procesos irregulares. 3. Como en todo foro, hubo las más variadas propuestas y proposiciones: hasta la renuncia masiva de poderes, presentada por mí. 4. Nunca en la reunión comentada se mencionó siquiera al general Rosso José Serrano Cadena. Menos, se fraguó acción perversa alguna contra el Fiscal General de la Nación o contra la familia del director general de la Policía. Nuestra discusión y proposiciones de acción nunca rebasaron el marco estricto de la juridicidad. Lejos de nuestro estilo atentar contra la integridad moral de persona alguna, cuál más respetable. Además de malintencionada, la fuente de la información de la revista SEMANA en ese sentido, es perversa y tendenciosa, y no tiene propósito diferente de manipular al prestigioso medio de comunicación, buscando, además de menoscabar el buen nombre de los respetables asistentes a la reunión de abogados, formular un cuestionamiento a priori de la legítima actitud de los defensores en vela por los intereses de sus poderdantes. 5. No es cierto que en tal reunión se hubieran tratado aspectos relativos a la entrega del señor Helmer Herrera Buitrago, pues absolutamente nadie en la misma, estaba dotado de personería para hacerlo. 6. En cuanto las circunstancias lo ameriten, los abogados defensores continuaremos reuniéndonos para discutir amplia y libremente, ojalá con la asistencia y divulgación de los medios de comunicación, la problemática de crisis generada para el derecho penal colombiano por la inverosímil, desprestigiada e increíble para el mundo civilizado, justicia secreta o sin rostro, de cuyos despropósitos y arbitrariedades _con pruebas documentales que respaldan mis afirmaciones_ deben enterarse todos los colombianos y la comunidad internacional.Guillermo Villa Alzate Bogotá

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