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EXTREMO INTOLERABLE

26 de mayo de 1997

Perdamos toda esperanza de que la paz llegue a Colombia, con base a la estrategia enunciada por el nuevo Mindefensa, doctor Gilberto Echeverri. Así de fuerte ("siempre digo lo que pienso") es el planteamiento del columnista Plinio Apuleyo Mendoza (SEMANA #779), para descalificar su propuesta. En varios aspectos, coincide con diversos columnistas de otros medios. En tildarse de aguafiestas. En clasificar de inútil el resultado de las comisiones porque así lo determinó hace 80 años el presidente francés Clemenceau. En descartar los diálogos porque no rindieron los beneficios totales de la paz, cuando el presidente Betancur los propició. Además opinan, también unánimemente, que la guerrilla es tan fuerte y está acrecentando su poderío con una capacidad que, en corto lapso, le permitirá imponer su condiciones, sin necesidad de deponer las armas o convenir armisticios. Empero, la gran mayoría del pueblo colombiano piensa que la situación de violencia, destrucción y muerte entre compatriotas, ha llegado a un extremo intolerable. Paradójicamente, ahora lo que simboliza la revolución, en un país que transita por una guerra sucia desde hace cuatro décadas, es imponer la paz a como dé lugar. Existe pleno consenso de que sus enemigos serán arrollados por la ansiedad y la voluntad de la sociedad de vivir en un país sin violencia. Este será el resultado final de la política de paz, a pesar de los augurios ominosos de unos cuantos profetas de desastres. Jorge Arbeláez Manrique Cali

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