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Galán vs. Escobar

2 de agosto de 2008

El archivo de fotos que recoge SEMANA para su edición especial ‘Colombia Expuesta’ (# 1367) es admirable, no sólo por el peso histórico de las fotografías, el riguroso trabajo de selección y la buena calidad de la imagen, sino principalmente, y esto sí que es destacable, por lo difícil que puede llegar a ser conseguir muchas de estas imágenes. Sin duda SEMANA cuenta con un selecto y valioso archivo fotográfico. Sin embargo, dos fotos me hicieron sentir un tanto manipulado, y no por su contenido tanto como por la forma como estaban dispuestas. Se trata de las imágenes de Luis Carlos Galán y de Pablo Escobar. Que ambos aparezcan en la misma página ya es de por sí muy sugerente, no puede uno evitar remitirse a su feroz rivalidad, es como presenciar un nuevo enfrentamiento entre los más acérrimos enemigos en la historia del país, pero esta vez no en el escenario real de la Nación, sino en el plano de las imágenes. Galán ocupa la parte alta de la página, fotografiado de hombros para arriba en un encuadre vertical, mientras Escobar ocupa la parte baja, da la sensación de que aplastado por la imagen de Galán, en un encuadre horizontal que presenta el cadáver del capo tendido en una camilla en la morgue de Medellín. Galán aparece visionario y poderoso. Escobar, asesinado y degradado. El primero, vencedor; el segundo, ajusticiado. Me pregunto hasta qué punto esta relación de imágenes se ajusta a la realidad de aquella sanguinaria rivalidad. Es cierto que el país atraviesa un momento de esperanza y necesita mensajes de aliento para seguir adelante en la búsqueda de la paz, pero es difícil pasar por alto la inversión de un hecho histórico de este tamaño. Me parece a mí, y con mucho dolor debemos todos aceptarlo, que, al menos en el terreno personal, Escobar le ganó la contienda a Galán. Si bien es cierto que al final no importa quién ganó y quién perdió, pues el más perjudicado fue el pueblo, creo que es más conveniente asumir los hechos tal como sucedieron, una especie de terapia de duelo imprescindible para superar el sufrimiento que el narcotraficante le ocasionó al país.

David Franco
Bogotá
 

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