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Gracias a Peñalosa y Mockus

Hace algunos días en una hermosa tarde soleada bogotana,

Alicia Peña de Sepúlveda
10 de septiembre de 2001

Hace algunos días en una hermosa tarde soleada bogotana, al atravesar en la cotidianidad de mi trabajo la ciudad pensaba que estábamos los ciudadanos en mora de decir gracias a nuestros alcaldes Peñalosa y Mockus por su interés auténtico en el bienestar de la gente, de toda la gente de la ciudad.

Qué agradable ver flores en los separadores, árboles cuidados y creciendo con amor, chicos y chicas en la ciclorruta de paseo o con su morral a la espalda para ir al estudio, andenes descongestionados con jóvenes papás paseando a sus pequeños hijos en coche, parejas de ancianos y hermanas, amigas o tías vitriniando al aire libre, recibiendo un poco de aire y de sol, unos carros que se detienen antes del lugar sagrado de las cebras para los peatones, jóvenes en overol azul, nuestros guías cívicos, formando parte de una comunidad a la cual antes no pertenecían.

Y hoy, con la parálisis en Bogotá, comentada por ustedes en su artículo ‘Un país bloqueado’ (edición #1.005) siento aún más esa necesidad de decir gracias porque también cuando los bolardos, los andenes, la siembra de árboles nuevos, la reconstrucción de parques, la entrada de Transmilenio en la vida de miles de bogotanos, también hubo protestas, fuerte rechazo al cambio, agresión verbal contra personas que llevan el ejercicio de la política como el manejo de la autoridad en busca del bienestar común , es decir de todos como comunidad en igualdad de condiciones.

Y es también la necesidad de apoyar a mi Alcalde ¿por qué lo dejamos solo? ¿Acaso él mismo no se encargó de enaltecer la profesión de taxista? ¿De capacitarlos, de en lugar de partes o sanciones carcelarias nutrir a través de talleres su capacidad de trabajo?, ¿mejorar el trato con la comunidad? ¿Y no somos acaso todos los que padecemos las congestiones diarias, el llegar ya cansados al lugar de trabajo o fatigados al regreso a casa quienes le pedimos medidas para mejorar esa situación?

Esta es una invitación para que todos nos pongamos la camiseta de nuestra ciudad, que no sólo empresarios, sino también la comunidad académica brinde una mano a este sector del transporte que será tan buen negocio que con un taxi viven más de dos familias, la torta sí alcanza para todos, ¿se imaginan bien administrada, con visión de gerencia y de servicio?

Gracias señor ex alcalde Peñalosa y alcalde Mockus: para salir de la barbarie y de la pobreza en que vivimos, necesitamos primero nutrir las mentes de ideas constructivas y darles solución a todos los problemas que nos aquejan sin agredir ni verbal ni físicamente al otro, como ustedes con tanta sabiduría y altura lo han hecho. Arrogancia no es orientar o dirigir hacia una mejor convivencia, arrogancia es cuando nos falta humildad para saber que necesitamos límites para encontrar una mejor manera de vivir.

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