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IMPACTO DEVASTADOR

23 de febrero de 1998

Muy bien escrito el balance de Mauricio Vargas sobre 1997. El impacto es devastador, formidable y las conclusiones iniciales del lector guardan relación directa y estrecha con dicha impresión. Sin embargo, surgen nuevas consideraciones que modifican el cuadro. En efecto, el enfoque esencial es enumerar, describir y señalar el alcance de los asuntos tratados y no tanto mostrar el estado de los mismos en el presente. Este procedimiento realza los sucesos negativos, en especial los judiciales, porque produce la creencia de incapacidad del sistema para corregir las situaciones irregulares y lo menos que puede decirse es lo siguiente: la Fiscalía y la Contraloría Generales han comenzado a actuar y la opinión pública, incluyendo a los periodistas, están pendientes de los resultados. No me parece justo, en cuanto a los casos personales específicos, la insistencia en mostrar al ex ministro Guillermo Alberto González Mosquera como trofeo. Fue forzado a renunciar en medio de un asedio feroz y su mejor argumento, un concepto de la Fiscalía General, se produjo después de su desvinculación del servicio público. De acuerdo con dicho concepto, hacia la época en que giró un cheque para financiar campañas del ex ministro, Pastor Perafán no presentaba tacha alguna y sus actividades ilegales sólo se habrían detectado mediante adivinación o telepatía. Por supuesto, todos los hombres públicos que hayan recibido financiación de personajes dudosos debieran ser sometidos, sin excepciones, al mismo tratamiento del que fue objeto el político caucano. Esto, aunque pudiera parecer injusto en algunos casos, evitaría las discriminaciones. Guillermo Franco Camacho Bogotá

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