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LA CASTRACION Y LA MUSICA

5 de agosto de 1996

Referente a la notas 'Canto de ángeles' y 'Farinelli' (edición #735, junio 4 a 11) quisiera hacer algunas precisiones.La castración con fines musicales no tuvo su origen en el deseo de conservar la voz de los niños integrantes del coro papal durante el siglo XVI. Se presume que este efecto 'preservador' fue un hallazgo incidental en las frecuentes castraciones accidentales que los barberos-cirujanos de la época causaban durante las cirugías de herniotomía que solían practicar. La Iglesia de hecho prohibía la castración, pero enfrentada con el suceso irreversible aceptaba a los castrados en sus coros. Por esta lógica, dos castrati (Pietro Paolo Folignato y Girolamo Rossini) fueron recibidos por primera vez en el coro de la capilla Sixtina en 1599. Cabe anotar que el último castrato en pertenecer a este coro (Alessandro Moreschi) falleció en 1922 a los 64 años de edad dejando atrás grabaciones de su voz realizadas en 1902.Con el auge de la ópera en el siglo XVII, la práctica clandestina de la castración se convirtió en un negocio para los cirujanos y para algunos de esos padres esperanzados que veían en la mutilación de sus hijos la promesa de un futuro colmado de fama. La castración, según Ancillon, sí implicaba la extracción quirúrgica de las gónadas en los niños de cinco a siete años. En los más pequeños, se causaba la atrofia por compresión, tal como ustedes la describen. Respecto a la película de Corbiau omiten comentar sobre la banda sonora. Para ésta se debió 'reinventar' la voz de Farinelli. El rango vocal de este castrato era de más tres y media octavas, y en concepto de algunos, la suya podría haber sido la voz operática más grande de todos los tiempos. Como una voz de tales características no existe hoy en día, se fundieron digitalmente las voces de una soprano (Ewa Mallas Godlewska) y de un contratenor (Derek Lee Ragin) en un interesantísimo experimento musical. El resultado es impresionante.Como este episodio ha quedado atrás y los gritos de "Viva il coltello!" (¡Viva el cuchillo!) han callado para siempre, tenemos en ésta una oportunidad para hacernos una idea de cómo debieron ser las voces más célebres de la historia.
José Alejandro Gómez, M.D.
Detroit, Estados Unidos

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