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LA CIUDAD DEL SIGLO XXI

25 de octubre de 1999

El artículo de Lorenzo Madrigal criticando la gestión del alcalde Peñalosa ('Con la plata de
Mockus', SEMANA #906) es un canto al no hacer nada y atesorar por atesorar. Todo el que hace algo se
expone a que algunas cosas no le salgan tan bien, a veces por haberlas delegado a quien no debía, pero es
mejor perderse en la acción que languidecer en la contemplación.Si algunos bolardos quedaron mal eso no
quita que ahora se puede caminar por la carrera 7ª a paso largo, y que después de la reforma (con buenos
andenes y tráfico entubado) la carrera 15 podrá volver a ser la gran vía que fue no hace mucho, y no una
incubadora de prenderías y comida rápida.Si la plazoleta de San Victorino, las calles del centro y la zona de El
Cartucho ya no son tierra de nadie (cualquiera de esos despejes hubiera sido el programa de gobierno de un
alcalde de talla small), cuando las circunstancias económicas cambien el comercio podrá germinar y dar
empleo, sin el desorden del comercio parcero que lo asfixiaba.Si el Pico y Placa nos mejoró la vida,
hagámosle fuerza con fe de carbonero al plan del Parque Metropolitano que le devolverá a la ciudad el alma
que se le perdió el 9 de abril, y a la Avenida Longitudinal de Occidente que sacará el tráfico de carretera de
la ciudad (como en Girardot, Espinal, Honda, Cúcuta, Guateque y Barranquilla) y al Transmilenio (¡guácala!
suena como El regreso del Jedi), y a que terminen de reconstruir la malla vial (no rastrillando el
pavimento sino abriendo hueco, como en la Boyacá y la avenida Chile), para poner esta ciudad en el siglo XXI.
Rodrigo Bueno Vásquez Bogotá

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