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La hipotética toma

26 de enero de 2008

Su artículo ‘La sombra del Ángel’, sobre la hipotética toma de la Comisión de Televisión por parte de un empresario de cable, dueño de Cablenoticias, toma partido por un candidato en la contienda electoral para comisionado que se presenta por estos días. No es cierto, como se afirma, que el señor Ángel quiere tomarse, con mi ayuda, la Comisión de Televisión. Afirma que soy amigo de Juan Gonzalo Ángel, cosa que es verdad. Pero decir que admito mis nexos, es una forma sutil de insinuar corrupción, ya que la palabra nexos deja una connotación perversa. Y citar fuera de contexto el trillado tema de ‘Los Doce del Patíbulo’ es querer asociar hechos controvertibles para pintarme como parte de un plan macabro para asaltar los dineros públicos. Pero en cambio sí se ignora el hecho cierto de que yo prendí la polémica porque fui quien puso el ‘dedo en la llaga’ sobre el vencimiento del período constitucional del doctor Eduardo Noriega, un período que por Constitución es fijo y por ley es de dos años. Es cierto que no quiero que se reelija al doctor Noriega, porque no comparto sus prácticas electoreras en la Comisión, ya que su gestión radica fundamentalmente en sacar contratos para las universidades votantes y en armar acuerdos acomodaticios para favorecer a los comunitarios, de donde ha sacado siempre sus votos, aunque no tan legítimos.

No es de buen recibo para los lectores (que si algo le admiran a SEMANA, es su aproximación a la objetividad) que se insinúe que el señor Ángel, con la anuencia mía, se quiere apoderar de la Comisión porque allí se avecinan grandes y multimillonarias decisiones. Es verdad que existen decisiones importantes, pero presentarme como que hago parte de una pandilla para esquilmar la Comisión es falso. No citan un solo hecho que demuestre el interés de Ángel y menos mi supuesta complicidad para esos planes.

Es cierto, y no tengo ningún rubor al reconocerlo, que le he brindado apoyo a otros aspirantes a la Comisión porque me parecen personas con una condición ética de lo público diferente a la del comisionado de hecho y porque eso es legítimo hacerlo. Pero también porque, como están las cosas, prefiero que llegue cualquier nuevo comisionado. En todo caso, sería menos politiquero y menos amigo de la ‘contratocracia’ y las prácticas de pagar favores clientelistas.

Fernando Álvarez Corredor, miembro de la Cntv

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