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La mentalidad idealista

En la edición de SEMANA #978, el comisionado de Paz Camilo Gómez señala que aparte del Plan A de paz con la guerrilla no existe un Plan B de ofensiva militar

Carlos A. Giraldo
2 de abril de 2001

En la edición de SEMANA #978, el comisionado de Paz Camilo Gómez señala que aparte del Plan A de paz con la guerrilla no existe un Plan B de ofensiva militar (‘Zona de tensión’). Asimismo, los redactores de SEMANA advierten que romper el diálogo de paz con la guerrilla “significa perder un espacio donde —con todas las críticas que se le puedan hacer— se construye una esperanza”. (‘Las dos caras de una moneda’). Todos los anteriores, incluyendo al presidente Pastrana, son los más destacados exponentes de la mentalidad idealista frente al problema de la subversión en Colombia. Los idealistas evitan tomar decisiones que conllevan consecuencias desagradables, aferrándose mejor a la esperanza de que sus ideales de justicia prevalecerán sin el fusil. Amén. Sin embargo, estos deseos de buena voluntad se tornan en irresponsabilidad cuando quienes lo sustentan son líderes que tienen el deber de vigilar por la seguridad y bienestar del país —incluyendo la protección de aquellos marginados masacrados por la guerrilla y los paramilitares—. Evitar la guerra y permitir la barbarie que generan los subversivos no es “construir una esperanza” sino pura irresponsabilidad y cobardía.

En mayo 13 de 1940, frente a la inminente invasión alemana, Winston Churchill se presentó ante la Cámara de los Comunes y advirtió que el enfrentamiento con el poderoso aparato militar de Hitler solo traería “sangre, fatiga, lágrimas y sudor”. A pesar de esto, Churchill los exhortó a la victoria: “Victoria a cualquier precio, victoria a pesar del terror, victoria no importa qué tan difícil y arduo sea el camino; porque sin victoria, no sobreviviremos”. Churchill, al contrario de los colombianos idealistas, era un hombre con coraje y determinación.

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