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LITERATURA FEMENINA

21 de septiembre de 1998

María Mercedes Carranza retomó en su columna la pregunta de si se puede hablar de literatura femenina. Y después de todo lo que se ha escrito sobre el tema alrededor del mundo, y cuando ya se creería que sí, que claro, aparece una poeta como Carranza y dice no, de ningún modo. Y cosa curiosa, cree que no se puede hablar de eso no porque las mujeres no escribamos distinto de los hombres, no porque el sexo del autor sea invisible, sino porque no importa que seamos mujeres, ni que tengamos "una sensibilidad propia". Para Carranza usar el sexo del autor como criterio de "estudio, análisis y selección" es "ignorancia o falta de seriedad y profesionalismo". Afortunada ella, que se preocupa sólo por verse discriminada al encontrarse quizás en una antología de poetas colombianas, o peor aún, de poetisas. Antes, hace menos de 100 años, otras mujeres, como Virginia Woolf, tenían que preocuparse de si alguna vez, siendo mujeres, podrían escribir algo bueno, y de que aun si era bueno, siendo mujeres, serían publicadas. Afortunada Carranza, pero en el fondo tiene el mismo problema que Woolf, y no es de sorprenderse, porque al fin de cuentas no han pasado ni 100 años entre la una sintiéndose fuera de lugar en la casa de lectura del British Museum, y la otra sintiéndose en su sitio en la oficina del director de la Casa de Poesía Silva. Tienen el mismo problema, que es ser mujeres.
Isabel Londoño Polo, Julieta Lemaitre Ripoll
Bogotá

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