Olla no, caldero
Haciendo referencia al artículo de la semana pasada (edición #1.114), les quisiera comentar que el calificativo de "olla"
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Haciendo referencia al artículo de la semana pasada (edición #1.114), les quisiera comentar que el calificativo de "olla" le queda pequeño a la exagerada corrupción que se vive en Barranquilla cada vez que se avecinan las elecciones. Para poder meter en un solo sitio toda esa corrupción, sobornos y chantajes, necesitaríamos un caldero. De los mismos que utilizan los caciques políticos para regalar sancochos en los sitios de concentración de sus electores, aquellos individuos trasteados desde los rincones más apartados del departamento, para elegir concejales en una ciudad distinta a la de su origen.
En Barranquilla nos acostumbramos a las acusaciones y escándalos, pero de ahí no pasa. Al final la corrupción sale airosa y meses después de las elecciones, se bromea sobre esto en las paradas de buses, en los clubes sociales e inclusive en nuestros sitios de trabajo. ¿Hasta cuándo?
Carlos Alberto Buitrago
Barranquilla