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OPULENCIA Y OROPEL

17 de noviembre de 1997

Permítanme decirle a Plinio Apuleyo Mendoza que se quedó corto en su columna 'Bogotá la terrible'. Su apreciación de la manera frívola como se vive en algunos sectores de Bogotá no es distinta a la que se conoce en Cali y asumo que en otras ciudades del país. La farándula, el periodismo de lentejuelas, modelos, actores de televisión (¿light es como le dicen?) y 'gente linda' en general, es afrentoso y fuera de presentación en el contexto del país. No seamos trágicos! pero tampoco exhibamos opulencia y oropel ante tanta gente que pasa 'las duras y las maduras' para sobreaguar en medio de la crisis social y económica en que nos movemos. ¿No puede haber un poco de mesura? Enrostrarle al común de las personas, que unos pocos tienen mucho mientras que ellas, la mayoría, poseen poco o nada, ¿no será un futuro detonante de un desbordamiento social?Seamos realistas, nadie quiere que se suprima el periodismo farandulero, ellos también necesitan trabajar, es más, no son los culpables de la situación de desequilibrio social y económico, pero sí pueden ser responsables en torno a medir el impacto negativo que representan las crónicas en las que abunda la belleza, la felicidad, la elegancia de unos pocos, frente al desespero, estrechez económica y el futuro incierto de muchos. No sobra aclararles que gracias a Dios dispongo de medios para vivir con algún decoro y no existe en mí muestra alguna de complejo o envidia. Francisco Javier Aldana E. Cali

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