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QUE DISTINTO SERIA

14 de septiembre de 1998

La reseñista María Mercedes Carranza aniquila en su espacio (SEMANA, agosto 3-10) el libro de Cómo los irlandeses salvaron la civilización, de Thomas Cahill, texto que, a su parecer, no es más que "un manual... superficial y simplista". Pero lo aniquila con tan mala suerte (y fe) que lo hace al lado de los encomios más desmedidos por otro, La vida sexual del clero, de Pepe Rodríguez, que parece ser un directorio "con nombres y apellidos" en el que se narran, con pelos y señales, las tristes penurias eróticas del clero católico, apostólico y romano. Si Carranza se hubiera tomado la molestia de leer el libro de Cahill, quizá se hubiera enterado de que, de haberse resuelto el debate del sínodo de Whitby (Northumbria, 664 d.C.) en favor de esa vital iglesia cristiana irlandesa que se había desarrollado al margen de Roma, cuando de mala gana aceptan los irlandeses que Patricio "venía en segundo lugar después de Pedro" y que, después de todo, "Roma es más grande que Iona", entonces tal vez las penurias de las que habla el señor Pepe Rodríguez hubieran sido innecesarias: "Qué distinto sería el catolicismo hoy por hoy... si hubiera incorporado... la descomplicada actitud de los irlandeses frente a la diversidad, la autoridad... y las convenciones y prácticas sexuales", para decirlo en palabras de Cahill. Remito pues a la señora Carranza (que tanto admira las cosas 'reveladoras') a la bella reproducción de una página del libro de Kells que aparece en las guardas de la edición de Norma, en la que además de enumerar la genealogía de Jesús, de nuevo Cahill "...el escriba nos ha legado un desenfadado autorretrato... y como para ilustrar el asunto de las generaciones, nos muestra su propia erección". Al lector de su revista en cambio y por supuesto, lo remito al libro de Cahill para que por sí mismo pondere la profundidad de la reseñista Carranza. Juan Manuel Pombo Abondano Bogotá

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