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RECREAR EL ESPIRITU

5 de enero de 1998

Actividad provechosa es recrear el espíritu, por ello no puede tildarse de inútil la amable remembranza de Roberto Pombo en su columna de la edición #808. Quiero adicionar su homenaje a los cines de barrio, con la evocación del único existente en Chapinero y en el que aprendimos a ver cine los chapinerunos de varias generaciones entre los años 1925 a 1940. El teatro Caldas (contemporáneo del Faenza), ubicado en la esquina noroccidental de la carrera 13 con calle 57. Su especialidad, en la época del cine mudo, era la proyección de películas en series que se presentaban en dos o más domingos sucesivos. Así, vimos la primera versión francesa de Los miserables y también la primera de Ben Hur con Ramón Novarro como el protagonista central. Comedias musicales, las primeras en cine sonoro Galas de la Paramount, El desfile del amor, con Maurice Chevalier y Jeanette MacDonald. Presentaron también películas protagonizadas por una pléyade de cómicos geniales que, a pesar de corresponder al cine mudo, su arte de la mímica las hacía altamente comprensibles y agradables, recuerdo a Charles Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton y unos pocos años después al Gordo y el Flaco, Stan Laurel y Oliver Hardy. Para los chapinerunos que hace 60 y pico de años deambulábamos de niños por sus contornos, el cine Caldas se nos presenta en el recuerdo, como símbolo de la quimera, la aventura y la alegría infantil. Jorge Arbeláez Manrique Cali

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