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SAN BENITO ECOLOGICO

26 de mayo de 1997

Cuando a las fiestas religiosas de la lejana Villa de San Benito Abad se ven llegar piadosos por millares a orar, suplicar, agradecer o simplemente conocer el Señor de los Milagros que habita en su Basílica (una de las tres en Colombia, como la del Milagroso de Buga y la de la Virgen de Chiquinquirá) uno se pregunta qué sería entonces de éste si los cálculos de los ingenieros le hubiesen construido la carretera más cerca... quizá sería capital, o al menos ciudad intermedia, o Diócesis, o un pueblo protagonista de una telenovela, o al menos serían atendidas las calamidades de nuestra gente.Me refiero a una de las dos catástrofes naturales, a las que el columnista Antonio Caballero hace alusión 'Aguas abajo' en la edición #778: la venenosa mancha de lodo del río San Jorge. Y no reconforta ni mucho menos emociona, pero al menos ofrece sensación de solidaridad, ver que una pluma escribe duro sobre el manejo que en los altos niveles se le ha dado a la hecatombe social que generó la muerte de millones de peces al llegar tal mancha a la sacrificada Ciénaga de San Benito Abad, casi único sustento alimenticio y económico de la mayoría de los habitantes de la región. Alvaro Ordóñez Giraldo, alcalde San Benito Abad (Sucre)

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