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SOBRE EL CACAO

19 de abril de 1999

Me es grato dirigirme a ustedes en relación con el contenido del artículo que, bajo el
título ¿Quiere cacao?', aparece en el más reciente número de SEMANA, el mismo que atrae la
atención de la opinión pública sobre las posibilidades que plantea el cultivo del cacao como sustituto de
ilícitos en Colombia y Perú.En ese contexto, quisiera referirme a la cita que el autor del mismo hace
sobre la conversación que sostuviera conmigo hace pocos días a propósito de la, en ese entonces,
futura publicación del referido artículo. En dicha publicación se cita, como expresiones pronunciadas
por mí las siguientes: "Como dijo a Semana Alberto Hart, funcionario del Cicad en Washington,
decidimos juntar varios presupuestos dispersos y, con el liderazgo de M&M Mars, seguidos por
Hersheys y otras empresas de chocolate se dicidió hacer un programa a gran escala para promover en
Colombia y Perú el cultivo del cacao para sustituir cultivos de coca y amapola".Sobre el particular,
permítanme, con todo respeto, discrepar totalmente de lo anotado por el articulista como cita del
suscrito. Efectivamente mantuve una conversación telefónica en la que le expliqué larga y claramente
de los trabajos que se estaban iniciando solo en el Perú, bajo los auspicios de la Cicad y el
Departamento de Agricultura de Estados Unidos y sobre los cuales la industria chocolatera americana
había manifestado interés. Tal como acertadamente menciona el artículo, hablamos también sobre la
coyuntura de los precios internacionales del cacao y las posibilidades que esta situación creaba para el
cultivo del cacao "en áreas que coincidían con las zonas de producción de ilícitos". No recuerdo haber
hecho mención de cultivos ilícitos específicos. De otro lado, he quedado sumamente extrañado por el
tipo de cita, dado que expresamente manifesté al señor periodista (y recibí seguridades que no habría
referencia alguna sobre la materia) la total inconveniencia de vincular el interés de la industria
chocolatera americana con la sustitución de cultivos de coca y amapola, a riesgo de generar un
desinterés en ella de trabajar en los países mencionados, dado que tenía claro conocimiento del deseo
de la misma de no verse envuelta en este tipo de vinculación. El tenor del artículo y, peor aún, la
ilustración del mismo parecería ser una invitación para que las empresas envueltas decidan revisar su
estrategia planteada, perdiéndose así las posibilidades de desarrollo que la misma plantea.Lamento el
tenor de las presentes líneas pero considero de necesidad imperativa formular la presente
aclaración.Alberto Hart, secretario ejecutivo adjunto CicadWashington (Estados Unidos) (Vía Internet)N.
de la R. SEMANA consultó con varias fuentes que corroboraron plenamente lo afirmado en el artículo
en mención.

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